El Centro de Entrenamiento tiene una torre diseñada exclusivamente para los tributos y sus equipos. Éste va a ser nuestro hogar hasta que empiecen los juegos. Cada distrito tiene una planta entera, sólo hay que subir a un ascensor y apretar el botón correspondiente al número del tuyo. Fácil de recordar.
Generalmente uso el ascensor para todo ya que odio subir escaleras. Las paredes de este ascensor están hechas de cristal, así que se puede ver a la gente de la planta de abajo convertirse en hormigas mientras salis disparada hacia arriba. Es aterrador, y me sentí tentada a preguntarle a Fiama Rossi si tiene cortinas para tapar la vista escalofriante, pero supuse que no daría buena impresión si me asusto con algo tan simple.
Al parecer, las tareas de Fiama no concluyen en la estación, sino que Germán y ella nos tiene que supervisar hasta que lleguemos al mismísimo campo de batalla. En cierto modo, es una ventaja, porque, al menos, se puede contar con ella para que nos lleve de un lado a otro a tiempo, mientras que no hemos visto a Germán desde que cerramos nuestro trato en el avión. Seguro que está inconsciente en alguna parte. Por otro lado, es como si Fiama estuviese en una nube; son los primeros Juegos del Hambre y el equipo al que acompaña causó sensación en el desfile de tributos. Alaba no sólo nuestros trajes, sino también nuestra conducta y, según lo que cuenta, ella conoce a todas las personas importantes del Capitolio y estuvo hablando bien de nosotros todo el día, intentando conseguir patrocinadores.
-Pero fui muy misteriosa -dice, con los ojos entrecerrados-, porque, claro, Germán no se molesto en contarme su estrategia. Sin embargo, me encargue de comentarles a todos lo divinos y educados que son. Que sus modales son impecables.
No entiendo de que nos sirven los modales, si una vez que entremos a la arena y comencemos a matarnos unos a otros los modales ni siquiera van a existir. Pero dejo que siga usando eso a nuestro favor, al parecer a las personas de aca les importan esas cosas.
-Por desgracia, no puedo cerrar tratos con los patrocinadores. Sólo lo puede hacer Germán-sigue diciendo ella, en tono lúgubre-. Pero no se preocupen, lo voy a llevar a las negociaciones a punta de pistola, si es necesario.
Aunque este algo loca, hay que admirar la determinación de esta mujer.
Mi alojamiento es casi tan grande como el departamento de mi papá: es lujoso, como el del avión, y tiene tantos artilugios automáticos que seguro que no me da tiempo a pulsar todos los botones. Después de luchar con mil botones, termino de darme un baño que logro relajarme un poco, sin dudas fue un día muy agitado.
Salgo de mi habitación para ir a cenar. Cuando entro en el comedor, Matteo, Dominic y Leia están de pie al lado de un balcón desde el que se ve el Capitolio. Me alegra ver a los estilistas, sobre todo después de escuchar que Germán se va a unir a nosotros. Una comida presidida por Fiama y Germán está destinada al desastre. Además, en realidad el objetivo de la cena no es comer, sino planear nuestras estrategias, y Dominic y Leia ya demostraron lo valiosos que son.
Un hombre silencioso vestido con una túnica blanca nos ofrece unas copas de vino que me animo a probar. Germán aparece justo cuando están sirviendo la cena. Parece que él también pasó por un estilista, porque está limpio, arreglado y más sobrio que nunca, al menos desde que lo conozco. No rechaza el vino, pero, cuando empieza la sopa, me doy cuenta de que es la primera vez que lo veo comer. Quizá sea de verdad capaz de controlarse lo bastante para ayudarnos.
Dominic y Leia parecen ejercer un efecto civilizador sobre Germán y Fiama. Al menos, se dirigen el uno al otro con educación, y los dos elogian sin parar el acto de inauguración de nuestros estilistas. Mientras parlotean, me concentro en la comida ya que estoy hambrienta. Los sirvientes, chicos jóvenes vestidos con túnicas blancas como el que nos trajo el vino, se mueven sin decir nada de un lado a otro, procurando que los platos y copas estén siempre llenos.
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Spark #1
FanfictionSi alguien le hubiera dicho a Nina Simonetti que iba a tener que vivir esta pesadilla, nunca le hubiera creído. Pasar de ser una tímida chica, con una identidad secreta y enamorada de uno de los chicos más populares de su colegio... a ser obligada...