Capítulo LVI

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🔥Último Capitulo🔥


Vuelvo a mi cuarto para recoger algunas cosas y descubro que lo único que quiero llevarme es la cadenita de Luna. Alguien la volvió a poner en mi dormitorio después de los juegos. Nos llevan por las calles en un coche con ventanillas blindadas y el avión nos espera. Apenas podemos despedirnos de Dominic y Leia. Supongo que no los veremos hasta los próximos Juegos, porque si, van a haber otros Juegos del Hambre solo que Matteo y yo ya no podemos volver a ser elegidos.

El avión empieza a moverse hasta elevarse completamente en el aire, momento en el que respiro libre por primera vez desde las elecciones de tributos. Fiama nos acompaña, al igual que Germán, por supuesto. Nos comemos una enorme cena y guardamos silencio delante del televisor para ver la entrevista en diferido. Conforme nos alejamos del Capitolio empiezo a pensar en casa, en mis padres, en mi amigos, en Luna... y en Gastón. Me disculpo para ir a quitarme el vestido, y ponerme una camisa y unos pantalones más sencillos. Mientras me limpio con esmero el maquillaje de la cara y me peino el pelo, empiezo a transformarme de nuevo en mí, en Nina Simonetti, una chica nerd con tiene una identidad secreta. Me miro en el espejo intentando recordar quién soy y quién no. Quien es esta nueva Nina, y si quedo algo de la antigua yo. Aunque lo dudo.

Unas horas más tarde, luego de despertarnos y desayunar, nos preparamos para aterrizar en Buenos Aires. En casa, al fin. Al bajar del avión me imagine que estaría lleno de fotografos y periodistas como cuando nos subimos por primera vez, pero fue enorme mi sorpresa al ver que no había nadie.

-No se relajen -nos aconsejo Germán bajando también del avión- Los buitres con cámaras los esperan en la plaza donde se realizo el sorteo. El auto que nos llevara hasta allá tuvo un inconveniente con un rueda en el camino pero ya esta llegando. -termino de explicar.

Decido mientras esperamos prepararme para lo que sigue al llegar. Pero Germán me sorprende poniéndome una mano en la espalda. Incluso ahora, en medio de ninguna parte, baja la voz.

-Gran trabajo, chicos. Sigan así al llegar hasta que se vayan las cámaras. Todo debería ir bien.

Lo veo volver alejarse para hablar con los miembros del personal del avión. Matteo me vuelve a mirar y automáticamente abre sus brazos para recibirme, y yo no dudo en acurrucarme con el.

-Todo va a estar bien, tranquila -susurra en mi oido mientras me frota la espalda.

-Tengo miedo, Matteo -tambien le susurro- Fue un grave error involucrar a Gastón y Luna. Un error nuestro y es su fin.

-Ey, relajate -me toma de loa hombros y hace que lo mire fijamente- Solo nos toca esforzarnos un poco hasta que las cámaras se vayan y listo, todo volverá a ser como antes, ¿ok?

Quiero decirle que se equivoca. Que aunque las cámaras ya no estén igual seguiremos siendo vigilados. Que el Capitolio jamás va a permitir que el futuro de sus Juegos se vea perjudicado por un par de adolescentes. Pero estoy segura de que Matteo ya sabe eso y esta tratando de mantener la esperanza. Así que decido dejarlo, pasar por el momento al menos.

-Ok -le respondo tratando de sonar segura.

En ese momento finalmente llego el auto por nosotros. Matteo me empujo levemente para que empezara a caminar ya que me había quedado con los pies clavados al piso. Entramos en el auto y dimos marcha hacía donde nos esperan.

En todo el camino intente no mirar por la ventana. Concentre mi atención en mis regazo hasta que llegamos. Germán es el primero en salir y ayuda a Fiama a que lo haga también. Puedo escuchar claramente los gritos y aplausos de la gente ahí afuera pero no me atrevía a levantar la vista hasta que veo la mano de Matteo colocarse sobre la mía, lo que hace que levante la vista hacia él.

-Podemos hacer esto. Juntos.

Me atrevo a ver través de la ventanilla y veo que el lugar está hasta arriba de cámaras. Todos están deseando presenciar nuestra vuelta a casa.

Por el rabillo del ojo veo que Matteo me ofrece su mano. Y yo la tomo lo más firme que puedo.

-Juntos -repito.

Con una última sonrisa, me ayuda a bajar del auto, listos para lo que venga.


Juntos.

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