Capítulo 29

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Capítulo 29

>>Tami<<

Abrí los ojos y entraba mucha luz por la ventana, mire mi celular, eran las 8 am, de un salto me levante de la cama y me fui rápido a bañar, luego me cambie, cepille mis dientes, me subí al auto y trate de llegar lo más pronto posible. Entre al estacionamiento y vi que ya estaba el auto de Tatiana, maldije en todos los idiomas que conocía y baje del coche, corrí hasta el ascensor por suerte estaba en la planta baja, apreté el botón con el número cinco y en menos de un minuto estaba saliendo del elevador, en mi escritorio estaba sentada una chica de cabello castaño, me acerque a ella sin entender que era lo que estaba sucediendo

- Perdón ¿Qué haces en mi escritorio? – hable tranquila aunque sentía mis nervios de a poco alterarse

- Buen día, soy Sandra, la nueva secretaria de la Doctora Peretti – mire hacia la puerta de la oficina - ¿En que la puedo ayudar?

- En nada – di unos pasos hacia la puerta pero la chica me detuvo – No me toques – la observe con mucho enojo y ella soltó mi brazo

- No puede entrar – me respondió temerosa

- Mire el techo y luego volví mi vista a ella – Ese lugar en el que estas sentada lo ocupaba yo, sé que es lo que puedo y no puedo hacer – Abrí la puerta y la cerré de un golpe - ¿Qué significa esa chica? – señale hacia afuera

- Dejo de escribir en su laptop y volteo a verme – No sos quien para levantarme la voz – respondió calmada y se puso de pie – No creo que Sandra te haya dejado entrar

- ¿Me estas despidiendo? – camine hacia ella

- No, tu nuevo lugar de trabajo es en contabilidad – se paró frente a mí – Segundo piso

- No lo puedo creer – la mire fijamente a los ojos - ¿Es en serio? – asintió – ¿Es por lo del sábado? – cuestione inquieta

- Es por muchos motivos – tape mi cara con mi manos – No puede tenerte cerca sin desear tenerte conmigo – la mire con tristeza – No quiero hacer esto pero debo hacerlo

Salí cerrando fuertemente la puerta, la nueva secretaria de Tatiana me miro nerviosa, preferí no decirle nada, baje hasta el segundo piso y golpee la puerta de la oficina del Licenciado Torres, al entrar me encontré con un hombre de aproximadamente 35 años, muy guapo, bastante más alto que yo, ojos azules, cabello rubio y una radiante sonrisa

- Buenos días – se puso de pie y vino hacia mí - ¿Sos Tami?

- Si – estrechamos las manos – Estoy a sus ordenes

- Soy joven, podes tutearme – sonrió y ambos nos sentamos – Te voy a ser sincero, acá es tranquilo, más que nada voy a necesitar que a finales de mes estés como loca por el cierre, te imaginaras que es demasiado trabajo

- Si, entiendo – mi malestar era notorio – ¿Qué puedo hacer ahora?

- Te voy a dar unos expedientes que necesito que los archives – asentí – Frente a mi oficina hay una puerta que dice archivero, están por orden alfabético – me levante – Por favor, no te vayas a equivocar que después para encontrarlos es un descontrol – volví a asentir – Esta pesada la caja así que vamos que te acompaño

La cargo y fuimos hacia el cuarto de enfrente, abrí la puerta y había muchos estantes con muchas carpetas, él dejo la caja sobre una silla y se fue. Estuve un rato largo acomodando esas carpetas, me ayudó a no pensar tanto en el enojo que sentía. Luego de terminar de archivar volví a la oficina de mi nuevo jefe a preguntarle que más necesitaba y me dijo que por el momento no necesitaba nada, que me avisaba cualquier cosa, volví a mi escritorio y no hice nada más en todo el día. Recordé que tres pisos más arriba me mantenía siempre ocupada, siempre tenía algún contrato que redactar o reuniones que programar. A las 5.30 pm Torres me dijo que ya podía irme, baje hasta el estacionamiento y vi que aún estaba el auto de mi ex jefa, fui hacia donde estaba estacionado, me senté en el capó y espere a que llegara su dueña. Una hora más tarde vi que venía hacia donde yo estaba

Aprendiendo a AmarDonde viven las historias. Descúbrelo ahora