CAPÍTULO VEINTIDÓS

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—¡¿Es que a caso no piensas hacer nada?! Mira el cochinero que hay aquí—Allison exclamó mirando los vasos tirados por el piso de la sala de estar—, ¡Oye!

Matthew apenas la miró, ya que se encontraba jugando Candy Crush.

Oh vamos, quién juega eso en pleno 2017.

—Estoy ocupa—eructó—do, asuntos de traba—volvió a eructar—jo.

Mientras Allison y Matt discutían, yo me encontraba haciendo un café para el dolor de cabeza de Allison.

Tenía futuro como niñero.

Sí, sería un niñero buena onda y guapo. ¿Qué más podrían querer las niñas?

Uh, no. Qué enfermo pedófilo, Bruce.

—Apuesto a que te gano en los eructos. —Comentó Allison apoyándose en su pierna izquierda y llevando su cabello a la espalda. Me acerqué a mirarlos y Matt ya no se encontraba con los pies en la mesita, ni tomando su celular. Estaba apoyado en el respaldo y con los brazos cruzados.

—Sinceramente, me interesa esta apuesta. ¿De cuánto o de qué estamos hablando?

—Si gano...—me miró fijamente, como si yo tuviera la respuesta de aquello—. Dejarás de ser tan sobre protector durante dos semanas. —Matt la miró con recelo.

—Define tu concepto de sobre protección.

—Saldré. Saldré muchísimo y no te diré a dónde es que iré. Tampoco te diré a qué hora llegaré ni con quien y tú estarás de acuerdo con eso.

—Yo que tú me esforzaría por ganar, Matt. —Hablé tomando una taza para servir agua.

—Y si tú pierdes, tendrás que mantener mi habitación impecable durante dos semanas. —Contestó sonriendo. Esto iba a estar bueno. Muuuuy bueno.

—Estoy de acuerdo. —Allison me miró y me guiñó el ojo como diciendo "No te pierdas de esta épica pelea". O más bien, "No te pierdas de esta épica pelea, mi amor".

Sí, podía ser.

—¿A quién le das tu voto, Bruce?—preguntó Matt sin mirarme, ya que veía fijamente el rostro desafiante de Allison.

Los miré a ambos, pero mirada se posó más tiempo en Allison.

Matt ganaría, era obvio.

—No confesaré por quién voto porque por el momento no me apetece recibir odio de parte de ninguno. —Confesé tomando un sorbo de agua helada.

Allison y Matt entrecerraron los ojos al mismo tiempo. Bien, puede que no fuesen hermanos de sangre, pero a veces reaccionaban de la misma manera que en verdad lo parecían.

—Comienza. —Allison habló mirándose las uñas con las cejas levantadas. Muy astuta.

Matt comenzó a darse golpes no muy fuertes en el pecho, y cuando por fin agarró el aire suficiente para hacerse notar, lo soltó en forma de un eructo.

No, de un eructo no, si no de bomba atómica.

Hice una seña de exageración para que el aliento no inundara todo el lugar. Aunque fue algo tarde, apestaba a alcohol.

30 Cosas de un perdedor Donde viven las historias. Descúbrelo ahora