Capítulo 30

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Problemas, problemas. En mi vida sobran los problemas. Aunque, creo que sin ellos, mi vida sería muy monótona y aburrida.

Resulta que, cuando llegué a mi casa, luego de haber estado con Charlie, me encontré con la grata sorpresa-nótese el sarcasmo, por favor- de que mi madre se había ido a una reunión y mi celular estaba hasta el tope, de llamadas suyas. Y bueno, ustedes deben saber, nunca se puede esperar nada bueno cuando se tienen tantas llamadas de una madre, así que, por ahí ya voy mal. Luego, está el hecho de que si mamá se fue y papá está trabajando, quien queda a cargo de los monstruos que tienen por hijos, soy yo. Así que la casa está vuelta un desastre y, mis padres no deben tardar mucho en llegar. Así que, sí, estoy en problemas.

-¡Dylan! ¡Marc! ¡Vienen aquí ahora mismo!-grito, en cuanto entro a la cocina. Todo esta horrible, polvo de hornear por todos lados, cereales, leche, todo.

Sus pisadas resonaron por todo el piso, los escuché a lo lejos subir las escaleras y alejarse de mi.

-Esto está mal, muy mal. Mamá mi va a regañar por haber llegado tarde, por no contestar sus llamadas, por no cuidar a los niños, por dejar que hicieran este desastre. ¡Debo hacer algo!-me digo a mi misma, mientras camino de un lado a otro por la cocina.

Primero: llamaré a los monstruos esos, ellos deben limpiar conmigo. Sí, eso haré.

-¡Dylan y Marc! ¡Los quiero aquí, ya!-solo escuché risas y más risas, desde la parte de arriba.

Resoplando, me dirijo al segundo piso.

-Chicos, necesito su ayuda-digo detrás de la puerta de la habitación de mis hermanos-. Si no me ayudan, mamá se enterará y nos regañara a todos. Vengan, por favor.-suplico de nuevo.

La puerta se abre, sale Dylan sonriente.

-¿No dirás nada del desastre?-pregunta, sorprendido.

-Ya está hecho, no voy a devolver el tiempo en gritos, el desastre seguirá ahí si no lo arreglamos, juntos.-Dylan asiente y Marc se posa a su lado.

-Vamos a ayudarte, hermanita.-dice Marc, sonriente.

-De acuerdo. Busquen, en el cuarto de limpieza, todo lo que vean que podamos necesitar.-ordeno.

-¡Si, señora!-responden y bajamos corriendo las escaleras.

Una vez con todo listo, en la cocina.

-Bueno, ustedes limpiaran todo este desastre, mientras yo arreglo el de la sala y las habitaciones. El que termine primero, tendrá un gran premio.-añado, sonriente. Así me ayudaran más rápido. Ambos asienten, energéticos.

Me dirijo a la sala, enciendo el estéreo y dejo la música sonar a un alto volumen, así me puedo un poco distraer.

(...)

-Uf, todo listo- me digo en cuanto termino todo y me acuesto en el sofá-. ¡Chicos! ¿les falta mucho?-pregunto desde mi lugar, para saber si voy a ayudarlos.

-Nop, ya he terminado.-dice Dylan, sonriente.

-Perdí, Juls.-comenta Marc, haciendo un puchero.

-Sí, yo le gané.-concuerda Dylan.

-Ambos ganaron, por simple hecho de haberme ayudado. Gracias, chicos.-sonrío.

-Ajá, sí, pero ¿Y mi premio?-pregunta Dylan.

-Ambos tendrán su premio, pero después.-respondo, tranquila. Hemos acabado con el desastre.

Mi celular vibra en mi bolsillo. En la pantalla alumbra: Mamá💜. Contesto enseguida.

-¿Puedo saber donde rayos estás?-pregunta del otro lado.

-Hola mami, claro. Estoy en casa.

-¿Por qué no contestabas mis llamadas?

-Estaba algo ocupada, mamá. Pero ya estoy libre, ¿qué pasa?

-Pasa que ya vamos llegando y no quiero desorden en casa, por que ya me tienen bastante irritada. ¡Estaba tan preocupada! A ver si contestas la próxima vez.-regaña y suspiro.

-Lo sé, mamá, disculpa, los esperamos.-digo y ella termina la llamada.

-Oigan, ustedes comieron, ¿verdad?-les pregunto en cuanto guardo el celular.

-Eh...bueno, estábamos intentando cocinar algo y por ello quedó la cocina así.-explica Marc.

-Oh. Supongo que debo hacerles algo, rápido. Ya ellos están por llegar.-digo. Me levanto del sofá y voy a la cocina.

Mis hermanos me siguen y se sientan en la mesa. Saco dos tazones y los pongo uno delante de cada uno. Luego les echo un poco de leche, y luego cereal.

-Listo, cualquier cosa, ya cenaron. Y yo estuve aquí con ustedes, cuidándolos. ¿de acuerdo?-ambos asienten.

Escucho el claxon sonar y voy corriendo a la puerta de entrada.

-Hola, papá.-beso la mejilla de mi padre cuando entra a casa.

-Hola, cariño. ¿como están?-pregunta buscando a los niños.

-Oh, bien bien. Hola, mami.-la abrazo, tratando de quitarle un poco la molestia que debe tener conmigo.

-Hola, Juliana.-dice, distante.

-Oh, no, no estes molesta. ¡por favoooor!-ruego, juntando mis manos.

-¿me pides que no me moleste cuando estuve preocupada por ti durante toda la reunión? Al menos, dime donde estabas metida.-exige.

-Bueno, estaba con Charlie. Siento no haber contestado, no cargaba el celular encima.-me disculpo y ella asiente.

-De acuerdo, entiendo, pero no te puedes aislar así del mundo, tienes una familia que puede estar preocupada por ti.-recuerda.

-No volverá a pasar, lo juro.-les digo a ambos, por que mi padre también me estaba mirando serio.

-Bueno, ve a dormir, mañana debes ir a clase.-dice mi padre, para salvarme del lío. Asiento y me voy.

En mi habitación, una vez lista para dormir, me acuesto con mi celular y hablo con mis amigos, luego de contarles lo que pasó, nos despedimos y le escribo a Charlie.

Yo: Estoy súper agotada, ¿tú como estás? 💜

Gordo💞: Me imagino, siento haberte causado problemas, amor.

Yo: No pasa nada, gordo. Ya pasó😌

Gordo💞: Bueno, está bien. Vamos a dormir, mejor. Ya es tarde 😪. Te amo bastante, princesa. Eres mi mundo. Buenas noches💞

Yo: También yo a ti, gordo. Descansa💜💜💜

Y sin más, me fui a dormir, con una sonrisa tonta en mi rostro. Ese es el efecto de Charlie en mi.

Me Enamoré De Un Aspirador.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora