Capítulo 33

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—Consume, Kylie, ¿sabes lo grave que es eso? ¿tienes idea del poso en el que ha estado cayendo todo este tiempo y viene a decirlo de lo más normal?—suelto, irritada.
Mi mejor amiga asiente y juega con los mechones de cabello que están sobre  mi rostro.

En cuanto terminé de hablar con Zac y me contara toda su historia (el cómo había estrellado la pantalla de su móvil en un arrebato de furia, mientras no se encontraba en todos sus sentidos), lo abracé y tuvo que irse. En el momento no había pensado la gravedad del asunto, pero me había quedado en un estado de shock e incredulidad. Así que cuando caí en cuenta de lo serio del asunto, decidí venir directamente a casa de mi mejor amiga, para poder soltar todo lo que me había contado, por que no era algo fácil de retener y, aunque él me dijo que nadie de la iglesia podía saberlo, Kylie tenía que estar al tanto, para que me ayudara.

—Jamás pensé que él fuera un aspirador...—comenta, pensativa. Frunzo el ceño. ¿Un qué?

—¿Ah?—pregunto, perdida.

—Un aspirador, ¿no entiendes?—pregunta, burlona. Niego con la cabeza, confundida. Creo que ya se volvió loca.

La puerta se abre después de escuchar dos golpes y Mercedes, la madre Kylie, se asoma por ésta, sonriente.

—¿Te quedarás a cenar, Juls?

—Creo que la respuesta es muy obvia, ésta devora todo a su paso.—responde Kylie por mi, le doy una mirada fulminante.

—Claro, Merce, gracias.—sonrío.

—Mamá, tú sabes qué es un aspirador, ¿verdad?—pregunta obvia, mi mejor amiga.

—No, deja de molestar mi vida con tus loqueras, Kylie.—responde, divertida, y se va.

—¡Sé que me adoras así, no te resistas!—grita Ky, para que su madre la escuche, una vez que cierra la puerta.

—Entonces... ¿Un aspirador?—¿será que es una especie de vampiro o qué?

—Agh, tendré que explicarte, por que eres demasiado lenta. Un aspirador, en el  diccionario de mi cabeza, es una persona que consume, ya sabes, aspira polvos—explica, obvia. No puedo evitar reír. ¿en serio?—¿Por qué ríes? Tiene mucha lógica si te pones a pensarlo, aunque, olvidalo, tú no piensas.

—¡Oye, respetame!—le golpeo con la almohada y ambas reímos—. Además, creo que es muy loco ese diccionario de tu cabeza.—rueda los ojos.

—Entonces, ¿Qué harás con el aspirador?

—La verdad, no sé. Lo voy a invitar de nuevo a la igle, para que sepa cual es el camino correcto, ese que realmente ayuda a solucionar sus problemas y no a escapar de ellos.—suelto, pensativa.

—Entonces si sabes que hacer—sonríe—. Y, cambiando de tema, ¿cómo van las cosas con Charlie? Tengo entendido que hoy cumplen un mes más.

—Eh...sí, pero él no ha aparecido en todo el día desde que llamó por la mañana. No sé que pensar, estoy preocupada por él también.
—Bueno, puedes llamarlo tú.—sugiere. Muerdo mi labio inferior y saco el móvil de mi bolsillo. Pongo el altavoz una vez que empieza a sonar el primer tono.

¿Aló?

Char, soy yo.

Ah, ¿Qué pasa, nena? Estoy algo ocupado.

No pasa nada. ¿qué es lo que haces? ¿por qué tan ocupado?

Solo...asuntos viejos sin resolver. Hablamos en la noche, ¿vale?

Ok...—escucho el pitido que da por terminada la llamada.

—Wow, eso no me lo esperaba...—murmura Ky, sorprendida.

—Sí, no sé que le pasa ni por que me trata así.

—Bueno, que se pierda, luego verá que hace. Enfoca tu mente en Zac, ahora—levanta ambas cejas, de manera insinuante—¿cómo te sentiste al verlo de nuevo?—ruedo los ojos, divertida. Ky siempre hace esto cuando me siento mal por algo, cambia de tema para hacerme reír y olvidar. 

Empiezo a contarle todas mis emociones al encontrar a Zac dentro del deposito, luego cuando lo vi fuera de la librería y cuando estábamos en la plaza. Nos divertimos hablando, hasta que Merce nos llamó a comer y nos sentamos con su familia (que es como si fuera mía) en la mesa a devorar todo lo que Merce nos había puesto en el plato. ¿Estaba rico? Demasiado. Sabía a un pequeño pedazo de cielo.

Luego de cenar, mi madre me llama y me voy caminando a casa. Al llegar, saludo a mi familia, compartimos un rato frente al televisor, y luego nos vamos a dormir.

Luego de bañarme, me voy a la cama y me pongo a pensar en todo lo que pasó hoy. Me centro unos minutos en Charlie y el hecho de que no ha llamado, ni creo que lo haga. Me decepciona un poco, pero decido olvidarlo y pensar en cómo sería de ayuda para alguien que se siente mal y, por ende, decidió recurrir a las drogas.

Una sensación de tristeza me invade al pensar en la soledad que debe estar afrontando Zac. Lindo, sexy y bueno Zac. Su sonrisa se planta en mi mente, acompañada de sus ojos brillantes, y sus casi invisibles pecas que caen por el puente de su nariz. En mi cabeza resuena su risa y me encuentro sonriendo al recordarla.

Es entonces cuando lo acepto: sigo enamorada de él. Nunca dejé de estarlo.

Estoy enamorada de un aspirador.

Me Enamoré De Un Aspirador.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora