Capítulo 19

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Sábado por la tarde, aburrida de estudiar tanto, decidí vestirme para salir a trotar y despejar mi mente de tanto estudio y poder respirar aire fresco.

Salí de casa y puse mis auriculares a mi celular, lo guarde y empecé a trotar hasta que se acabaron las ocho canciones de la lista de reproducción. Y entonces me detuve y mire a mi alrededor y allí me encontraba,  las mismas tiendas frente a mi, había tiendas de: Lencería, Zapatos, Helados, Batidos, Ropa, Juguetes y... Una Cafetería! Aquella cafetería donde conocí a ese agradable chico con nombre de personaje ficticio.

Entre a la cafetería y lo vi en la caja registradora como la primera vez, me vio y sus ojos se abrieron en sorpresa y tal vez alegría, sonrió y yo hice lo mismo. Me acerqué y pedí un batido de mora, cortésmente me atendió y me fui a una mesa.

Al cabo de unos segundos Charlie estaba frente a mi con un batido de mora.

-Lindo día para ejercitarse, ¿no?-sonrió y asentí.

-Sin duda. ¿Como has estado?-pregunté con amabilidad.   

-Muy bien, pero debo volver al trabajo ¿Quisieras que habláramos después? Mi turno se acaba en media hora.-propuso y analicé: No tengo nada que hacer en casa ahora y tampoco tengo con quien más estar, así que ¿Porque no?

-Claro, puedo esperar.-dije sonriente y se fue.

Tome mi batido mientras revisaba mi celular, para ser mas exactos, revisaba antiguas conversaciones con Zac. Lo extraño mucho. ¿Porque está tan apartado? No ha vuelto a la iglesia, no responde mis mensajes, siquiera los ve.

Quisiera poder estar con él ahora mismo. Pero él esta ausente y yo simplemente debo esperar a que él quiera volver un día.

Al cabo de exactamente media hora, Charlie terminó su turno y se sentó a mi lado, no sin antes traerme unas galletas que pedí, ya tenia hambre.

—¿Que tal el libro?—pregunta intrigado.

—¿Las ventajas de ser invisible?—pregunto para confirmar. Él asiente.—Me encantó, es realmente hermoso.—comento fascinada.

—Me alegra que te haya gustado. Es un gran libro.—dice mientras llevo una galleta a mi boca y asiento de acuerdo con sus ultimas palabras.

Estuvimos  hablando un rato más, hasta que decidimos salir de la cafetería a dar un paseo por los alrededores. Charlie y yo tenemos muchos gustos en común, demasiados. Nos llevamos bien desde el primer instante. Mi madre siempre ha dicho que no debo charlar con desconocidos. Pero, ¡vamos! Charlie es un desconocido muy amable o al menos lo era, ya lo conozco, ya dejó de ser un desconocido para mi y me alegro de que  hablemos ahora.

Mientras caminábamos por la redoma, vi unos dispensadores que regaban la grama.

—¡Oh, mira Charlie!—los señalé y frunció el ceño.—Son dispensadores.—exclamé para ver si comprendía.

—¿Y...?—me ínsita a seguir hablando.

—¡Son geniales! Pasemos por ellos.—exclamé y negó con la cabeza.—Vamos, será divertido.—tomé su mano y corrí llevándolo conmigo. 

—¡Nos regañaran!—advierte antes de llegar.

—¿Acaso importa?—pregunto mientras siento el agua caer sobre mí. Reí y grité divertida como una niña a quien le acaban de dar una nueva casa de Barbie. Si, así estaba yo de feliz. Desde pequeña me ha encantado hacer esto.

—¡Oigan! Ustedes.—grita un guardia gordo mientras nos señala con su dedo índice y empieza a correr hacia nosotros.

Charlie estaba paralizado, por lo que tomé su mano e hice toda mi fuerza para moverlo y empezar a correr, pero él ni se inmutó.

—¡Corre, corre, corre!—grité y reaccionó. Empezamos a correr, mis prendas pesaban puesto que la ropa estaba húmeda, pero aun con el guardia detrás de nosotros, le dimos la vuelta a la redoma, nos metimos por un callejón y lo perdimos.

Nos detuvimos y recoste mi cuerpo a una pared mientras ponía las manos en mis rodillas y respiraba pesadamente; el callejón estaba solo, como era de esperarse y solo podía escuchar nuestras agitadas respiraciones.

—Eso fue...—trata de decir.

—¡Genial!—completo enérgica de repente al sentir la adrenalina en mi.

—Sí. Realmente lo fue.—concuerda.

—Lección del día: Antes de jugar con dispensadores, se debe confirmar que no hayan guardias cerca, de lo contrario se debe hacer ejercicio mas seguido. Nos cansamos tanto como lo harían dos ancianos luego de un maratón.—comparo divertida.

—Claro, gran comparación.—bromea.—Vamos, salgamos de aquí.—dice poniendo su mano sobre mi hombro.

(...)

Charlie se ofreció a traerme a casa en su auto y no me negué, estaba completamente mojada, no regresaría caminado así. Ambos subimos a su auto y los asientos quedaron húmedos por nuestra ropa, pero fue un día muy divertido, ambos la pasamos bien e intercambiamos números de teléfono para hablar luego. Charlie me cae bien.

Al entrar mi madre gritó de horror al verme en las fachas que andaba y me mandó directo a la ducha para evitar un resfriado, le obedecí y al salir de la ducha, me puse mi pijama y mi madre llegó al rato con una sopa caliente para mí.

Le agradecí y nos quedamos hablando un rato más. Traté de sacar a flote el tema de papá y ella lo evitó a toda costa, por lo que decidí esperar a que la duda me carcoma y al fin llegue el momento en el que ellos quieran hablar.

Mi madre se fue y tomé mi celular para llamar a mi mejor amiga, le conté de mi día y ella también habló del suyo, hablamos de lo que usaríamos mañana para la iglesia y quedamos de vernos en la entrada de ésta.

Luego de colgar, me puse nuevamente a revisar mis antiguas conversaciones con Zac y sus redes sociales, todo lo que tuviese que ver con él me es importante, cualquier mínima imagen que me demuestre que está bien, me sirve para soportar su ausencia.

Pequeñas lágrimas caían por mi rostro al leer aquellas bromas y tonterías de las que solíamos hablar  y que ahora no son más que un recuerdo.
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Hola! Espero que les guste 😍 siento mucho la demora, he estado ocupada😖

Los quiero! 💞

Voten y comenten 😇🌟

Besos, May💖📖

Me Enamoré De Un Aspirador.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora