Capítulo 19

145 16 14
                                    

Me quedé en la parte más oscura del lugar. Tenía miedo de tocar algo y que se encendiera una alarma o algo parecido.

Esperé un rato, todo parecía calmado. Mi misión había sido cumplida, ya tenía la ubicación del lugar y me disponía a huir. En ese momento la puerta se abrió. De ella emergió una sombra y volví a activar mi disfraz. Vuelvo a repetir, era más "normal" encontrar una vagabunda dentro de tu guarida que a Volpina espiándote.

Pasaron los minutos y la conversación entre el portador misterioso y Nooroo continuaba.

— Nooroo tratamos de cambiar el mundo, vamos a hacer el bien — insinuó el hombre que cada vez se distinguía un poco más.

— No señor. Si usted desearía hacer el bien no akumatizaría gente inocente, no generaría villanos — susurró Nooroo intranquilo de lo que su dueño podría hacer.

— Quiero dar vida, deseo volver a verla. ¡¿Qué no entiendes?! — gritó el hombre ya cansado de no obtener una respuesta —. Si tú no me das la información. Tendré que averiguarla de otra forma.

— Ya le dije que es muy peligroso — se notaba que el kwami se había encariñado con la misteriosa figura. Él quería protegerlo de algo...

— Es la única forma Nooroo. Ya que no colaboras.

— No maestro, no lo haga.

— ¡Nooroo, alas oscuras elévense! — dijo la silueta y por un momento su rostro se iluminó. Pude identificarlo. Hawk Moth... su identidad había sido revelada.

Como todo miraculer había sospechado. Papillon era Gabriel Agreste y asumía que de quien hablaba sobre revivir era a la Sra. Agreste. La madre de Adrien.

Me sorprendí tanto que cuando iba a escabullirme hacia la salida, cometí un gran error. El bastón se cayó y provocó un ruido sordo en toda la guarida. El villano se giró lentamente y por instinto corrí hacia la puerta e intenté abrirla. Estaba bloqueada.

— ¿A quién tenemos aquí? — preguntó Hawk Moth con malicia.

Estaba de espaldas a la puerta, de modo que si se abría por alguna extraña razón iba a tener una minúscula oportunidad para escapar.

— Oh señor ¿qué hago aquí? Este no es el asilo — dije con mi mejor imitación de anciana en apuros.

— Bravo — aplaudió lenta y sarcásticamente — ¿Crees que me tragaré tu disfraz Volpina?

— ¿Voltaje? No amable señor, no hay voltaje — me hice la sorda y rogué en silencio por mi vida. ¿Cómo era posible que Hawk Moth supiera que estaba aquí?

— Un gran chiste para ser una zorra con tan poco pelaje.

— Veo que no se tragó la treta. Pero no me iré de aquí hasta vencerlo —deshice mi camuflaje y me dispuse a pelear.

— Claro, que mejor que un conejillo de indias para probar mi nueva adquisición — dicho esto llamó a un akuma y lo puso en su mano izquierda. Ya conocía esa técnica.

— ¿Vas a akumatizarme? Que bajo has caído — tomé la flauta por arriba, lista para crear una ilusión.

— No sabes de lo que hablas niña mocosa. Una mariposa significa cambio. ¿Por qué no yo? — el akuma que tenía en su mano era completamente negro, batía sus alas lentamente sin emprender un vuelo, acto seguido se introdujo dentro de él y luego desapareció.

Hawk Moth cayó al suelo y se retorció con sumo dolor. La luz inundó por un milisegundo la habitación y con la misma rapidez la puerta se abrió y volvió a cerrar con tal fuerza que el impulso me hizo caer.

Entre dos mundosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora