Capítulo 42

87 10 11
                                    

Una multitud de estudiantes se abalanzaron sobre nosotros dejándonos envueltos en una marea de preguntas, una estampida de palabras que mezcladas con otras daban como resultado unas muy extrañas. Chicas llorando por la noticia, otras sulfuradas indagando el nombre de la "novia" y chicos felicitando al implicado.

En resumen, fans alocados.

—Gracias, Piper —dijo Adrien en tono sarcástico.

—Esto no era parte del plan —aclaré alzando la voz de entre la multitud, mientras buscaba con la vista a Nath y su nueva amiga.

—¿Cómo vamos a salir de aquí? —preguntó.

Varios cuerpos chocaban contra nosotros y bueno... técnicamente sólo estaban aquí por Adrien.

—Vamos me suena a manada —reí—, intenta controlarlos, tengo que resolver algo.

—¿Me vas a abandonar?

—Si lo pones así suena mal, pero... sí. Nos vemos.

Me arrodillé en medio de todos los estudiantes, múltiples piernas bailaban frente a mí, pisando unas, empujando otras. Mis dedos firmes en el suelo listos para escapar de la estampida; un paso adelante, otro más. El camino se abría frente a mis ojos, una luz al final del túnel.

Conforme avanzaba mi espalda se erguía, formando una vía de salida de entre todos los estudiantes, gritos y alaridos en mis oídos explotaban. Una verdadera feria. Y a lo lejos, una melena pelirroja me daba la bienvenida. Caí al suelo.

—¡Auch! ¡Sé que lo aman pero con cuidado! —reclamé.

Nath y Lila continuaban su camino como si nada ocurriera —y eso que la multitud era difícil de ignorar— al menos dentro de poco el timbre sonaría y los obligarían a dispersarse.

—¡Nath! Necesitamos hablar.

—Piper no tengo nada que hablar contigo, se nota que estás ocupada —dijo alzando la mirada hacia Adrien y la multitud.

—No tienes el derecho para acabar la conversación que yo empecé.

—Te repito: no tengo nada que hablar contigo.

—¡Nath! —lo tomé de los hombros—. Escúchame, soy tu amiga. Ayer, dejaste eso... Sé que me recuerdas y...

—¡Chicos! ¡Silencio! —pidió Adrien logrando captar la atención de todos.

—¿Piper entiendes qué sucede? —Nino apareció a lado mío confundido.

—¿No lo escuchaste? —pregunté y volví a dirigirme a Nath—. Ni se te ocurra largarte.

—Por supuesto que lo escuché, pero pienso conversar con él después. La pregunta era para ti.

—Si es así... no, no entiendo.

—¡Chicos! ¡Cálmense! ¡Les voy a decir quién es! —el silencio gobernó.

—Hola, Piper —saludó Marinette—. ¡Nino! ¿Nathaniel, Lila?

—Hola, Nino —prosiguió Alya—. ¿Qué ocurre?

—Qué tal, nena. ¿Qué ocurre? Sólo escucha.

—¡Sé que andan muy entusiasmados con la noticia! ¡Y también sé que se preocupan por mí! ¡Piper, ella es mi novia!

—¡¿Qué?! —repetimos al unísono.

A ver... a ver... a ver... ¿qué? No, no, no, no. No, no, no. ¿Qué cosa? ¿Eh? ¿Yo? Si hubiera sido así lo recordaría... pero, no.

—Ahora sí, estoy seguro que no tenemos nada de qué hablar —sentenció Nath continuando su camino con Lila.

Entre dos mundosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora