Capítulo 93

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La figura alta y delgada de Le Paon fue la única que se mantuvo en la seguridad de la trinchera con su abanico en mano, lista contra cualquier intruso que se interpusiera entre el plan que sus nuevos aliados habían creado minutos atrás.

Antes de poner en marcha el loco plan con el que Piper había salido, le habían preguntado por qué hacía esto, por qué siquiera se había ofrecido ayudar, cuando durante meses estuvo del lado contrario. La respuesta fue sencilla: Gabriel Agreste. Y a pesar de que sí, había sido ella quien paralizó a los héroes en un inicio, también fue ella quien decidió enfrentar a Yaoguai cambiando de bando en el último momento. Usaría cualquier método para devolver al diseñador a lo que era, a quien era.

Después de perder a su esposa, el diseñador de modas, había apostado todo con tal de tenerla de vuelta, pero el plan se fue de sus manos, tanto que su cuerpo ya no le pertenecía y no era más que un títere de Yaoguai, un títere con un miraculous.

Le Paon esperaba que lo que sea que Piper tenía bajo su manga sirviera para reparar los errores que se habían soltado con el pasar de los días, y que a su vez, no fuera tan catastrófico como para arrepentirse de haber aceptado en primer lugar. Sin haberlo deseado, la responsabilidad estaba sobre una chica de dieciséis que apenas conocía.

Por otra parte, Chat noir era el reemplazo de la sombra de Piper, evitando que cualquier mariposa se cruzara en el camino de ella y que evitara que llevara a cabo el plan más improvisado que alguna vez había sido creado.

Desde el inicio, el tiempo se había tornado en su contra, siendo el factor más inestable en el acto central. Un pitido más lo alertó, haciéndolo saltar, al igual que el estruendo que venía del enfrentamiento entre Rena Rouge y Volpina. La heroína había volado por los aires, de una manera tan antinatural dentro de las leyes de la física, que él tuvo que detener unos instantes para preguntarse si aquello que estaba viviendo era real y no sólo una descabellada ilusión de su imaginación.

Al instante, su flauta cursó la dirección contraria hacia Volpina, y el cuerpo de Rena impactó contra al de la villana, aterrizando sobre esta y rodando por el suelo, quedando pequeños fragmentos de grava incrustados en su cabello.

En una dirección diferente, Ladybug y Demoilustrador se enfrentaban de manera que ninguno parecía dispuesto a tirar la toalla. Ladybug lanzaba su yoyo contra el akumatizado, pero él no hacía más que esquivar cada intento de la heroína por detenerlo. Al parecer, Ladybug se había visto obligada a utilizar la bombilla en algo que no había servido hasta el momento, dándole únicamente cinco minutos antes de que su identidad fuera revelada.

Nuevamente, el sonido de otro pitido desvió la atención de Ladybug. Ella por inercia cubrió el pendiente en su oreja con su mano y susurró palabras de aliento dirigidas a todo el grupo que estaba arriesgando su vida por un bien mayor.

Demoilustrador presionó la punta de su lápiz sobre la tableta, dibujando una de sus sierras giratorias que le hacían el mundo complicado a cualquiera que se enfrentara a él. Ladybug, habiéndolo enfrentado con anterioridad, saltó sobre esta y la esquivó, girando su cuerpo en el aire y aterrizando a un lado de Chat, sin apartar la mirada de su enemigo.

— ¡Necesitamos activar la perla del corazón! —gritó por encima, del batir de las alas, de las mariposas que cada vez se multiplicaban más en número.

Chat noir asintió sin remordimiento de por medio, aunque eso implicaba abandonar su actual puesto de batalla y dejar a Piper sin protección, y tomó la mano de Ladybug, hasta que recordó su papel en el espectáculo.

Tenía que estar ahí para que todo funcionara. Debía cumplir su parte.

Piper era una masa obscura de la que no se distinguían sus movimientos. Sus espadas sai se encontraban en perfecto equilibrio en sus manos, atravesando cada akuma que impidiera su avance hacia Hawk Moth. Su cabello estaba alborotado de tantos giros que daba, atravesando sin pestañar a las mariposas como si toda su vida hubiera practicado en secreto el manejo de las espadas. Era como ver a una bailarina en su elemento, a excepción que Piper tenía dos pies izquierdos cuando era puesta a presión. Por lo que era una buena noticia verla desenvolverse tan fluida y segura de sí misma.

Entre dos mundosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora