Capítulo 31

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Había dejado a Adrien escribiendo en su casa y como buena alumna que era regresaría a clases... claro. No sin antes volverme a topar con el Gran Guardián.

— Piper te estaba buscando.

— ¿A mí?

— ¿Acaso hay otra Piper? — dijo y completó una vez pensando sus palabras —. Además de ti.

— No lo sé pues... ¿Para qué me pregunta?

— Deja las bromas y dile a Ladybug que uno de estos días se pase por ahí.

— ¿Sola? — pregunté.

— Como ella deseé — y entonces se fue.

Llegué justo a la tercera hora, justo para más tareas y justo para una conversación desagradable.

— ¡Piper! — Lila expulsó un gritito con un sonido realmente fastidioso.

— ¿Y ahora qué quieres arroz? — cuestioné enarcando una ceja.

— Déjame ver... lo normal, creo que deberías renunciar a tus fechorías y ver esto — dijo mostrándome su celular en el que se reproducía un video.

— ¿Esa es Volpina? — dudó Nath detrás de mí.

— Sí... sí. ¿Podrías ilustrarme y explicarme qué hacía Vol... Volpina en el colegio? — inquirí tratando de no mostrar mi nerviosismo.

— Dímelo tú.

— Por algo te lo pregunto ¿no crees?

— Dejarás de ayudar a Adrien — susurró en mi oído para luego continuar halando en una frecuencia audible para Nath — o sino...

— ¿O sino qué? — intervino en mi defensa.

— Divulgaré el video y muchos más.

— ¿En qué podría eso afectar a Piper? — continuó mi pelirrojo amigo.

— Más de lo que imaginas — siseó la víbora.

— Bonjour chicos — saludó la maestra.

— Hasta pronto cariño — se despidió Lila moviendo sus dedos uno a uno, un gesto muy molesto. Seguido de ese acto ella se retiró a su puesto (que no estaba muy lejos que digamos).

— ¿Piper?

— Luego Nath, luego.

Las horas habían pasado volando y cuando algo ya está hecho... no puede repararse tan fácilmente. O al menos eso pensaba. Prefería mil villanos a esto y no sólo porque podía revelar mi identidad, ¿Y si tenía videos de los otros o algo que involucraba al Maestro Fu? No podía permitir que esa serpiente se saliera con la suya.

— Entonces Piper... ¿vas a decirme? — dijo Nath sacándome de mis pensamientos y moviendo su mano frente a mi cara.

— Primero fui a casa de Adrien, le conté las opciones que diste y se quedó componiendo algo, parecía esperanzado.

— ¿Y lo de Lila? Se te notaba la preocupación en los ojos.

— Ja, no es sólo eso. Es un desastre, creí que lo haría mejor, no merezco a Trixx — bajé mi cabeza que cayó sobre su hombro consolándome lo mejor que podía.

— Eso quiere decir que es verdad.

— ¿Verdad qué?

— Eres Volpina ¿o me equivoco?

— Vamos a otro lugar, no quiero causar un akuma.

Nos dirigimos a paso lento hacia una cafetería. Tenía el techo convenientemente un poco más largo de lo que necesitaba, proporcionando de sombra a las mesas exteriores. Un toque primaveral adornaba las ventanas que armonizaban al compás del viento. Unos cuantos colores pasteles y la elegancia del blanco y negro le daban finalmente el broche de oro.

Entre dos mundosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora