Capítulo 88

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Luka estaba completamente justificado y su cara lo decía todo. No había motivo para negarlo, Juleka se veía hermosa.

-Jul... -susurró extendiendo sus brazos para recibir a su hermana.

-No te hagas el sentimental y vámonos -sonrió Juleka pasando a lado suyo y palmeando su hombro.

Los tres nos subimos a la camioneta. Juleka ocupó el asiento trasero sin ninguna protesta al verme sentada como copiloto a lado de su hermano. Luka se limitó a agradecerle a ella con un evidente guiño a través del retrovisor, con la excusa de revisar los espejos.

Luego de unas cuantas calles manejando en silencio, nos encontramos frente al Françoise Dupont, al que si no le prestabas la suficiente atención podías llegar a confundirlo con una brecha en el tiempo con clima incluido. Tanto fue el asombro que cuando me dispuse a bajar de la camioneta, mis pies -como los dos izquierdos que son- quedaron enredados en el vestido y casi caigo al salir de esta, por suerte Luka estuvo ahí y me sostuvo antes de que besara el suelo.

-Gra... gracias -dije separándome rápidamente de él para sacudir el polvo invisible que había sobre el vestido.

-No hay de que -respondió sosteniendo el vestido Juleka y evitando que ella corriera con la misma suerte que yo.

-Esto debió costar una fortuna -musitó Juleka pasando sus dedos por los pilares de estilo victoriano cubiertos de nieve falsa.

Sonreí ante el pensamiento de saber quién estaba detrás de todo el arreglo y reforma al instituto, tampoco era tan complicado de deducir. Sólo una persona podía costear la completa transformación de este lugar y seguir en pie para contarlo. Esa persona era Chloe Bourgeois, quien con un gran sentido de decoración se las había arreglado para fusionar el estilo victoriano del anterior siglo y el invierno perdido que aún no había llegado. Definitivamente era algo que tenías que ver para creer.

-Bien, señoritas, hasta aquí las acompaño -Luka se despidió volviendo a recorrer el camino hasta subir a su camioneta-. Tengo que recoger a mi cita.

-Suerte, Romeo- dijo Juleka robándome la oportunidad de burlarme de él. Agitó sus dedos en el aire y le devolvió la sonrisa que él le había brindado antes de poner en marcha la camioneta y alejarse entre las calles.

Ese fue el último vistazo que tuve de sus ojos azules por el resto de la noche. No fue sino hasta que la placa desapareció en una esquina que ambas decidimos ponernos nuestras máscaras y empezar con el baile.

.

Había pasado un cuarto de hora desde que habíamos llegado y estaba absolutamente internada en la definición de ocupada. Ocupada en la mesa de bocadillos. Apenas entramos, mi dúo quedó reducido a un solo debido a que Juleka pensó que sería más interesante pasar tiempo con Rose que conmigo.

Ni Adrien ni Marinette aún habían llegado y la música tampoco estaba en ambiente como para salir a la pista de baile, por lo que consideraba aceptable que mi atención estuviera sobre los mini-cupcakes.

- ¿Linda vista?

- ¡Nino! -salté en mi asiento por la repentina interrupción y desvié mi atención reconociéndolo casi al instante.

-Rayos -maldijo enderezándose la máscara-. ¿Soy tan obvio?

-Bueno... -lo examiné de arriba abajo.

Niño llevaba un chaleco gris sobre una camisa manga larga blanca, unos pantalones negros con botines grises que podían desaparecer después de esta noche, y yo sería la principal sospechosa del robo, por lo geniales que eran y todo este atuendo acompañado con una fedora del mismo color. En resumen, la máscara no ocultaba el estilo de Nino mezclado con un poco de elegancia para la ocasión, sumado que su voz no cambiaba en ningún momento las opciones quedaban reducidas a Nino, el DJ más codiciado de la noche.

Entre dos mundosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora