Capítulo 21

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— Bueno Trixx ya llegamos — le dije a mi kwami y me senté en una banca bajo la protección de un árbol para no mojarme si llovía. Amaba la lluvia pero no me encontraba de humor.

— ¿Puedo salir? ¿Hay gente? — preguntó Trixx, quien volvió a mi abrigo para no causar alerta.

— A ver... — a lo lejos había una madre con su hijo jugando. Más allá un grupo de chicos, aparentaban mi edad. Seguramente se habían escapado de clases. —. Creo que lo mejor será aparentar que hablo por celular ¿Qué dices?

— No me incomoda, miremos como nos va.

— Ahora sí, tengo ganas de preguntarte algo. Lo sucedido anoche — saqué mi celular e imitaba una llamada. Igualmente Trixx bajaba un poco la voz y como se encontraba escondida, esta se distorsionaba un poco.

— Anoche... ehh — balbuceó un poco como si no recordara lo que ayer había pasado —. Anoche, todo es borroso. Algo sucedió... ¿una pelea? No lo sé.

— ¿Segura Trixx? Trata de recordar. Es importante — la persuadí con disimulo. Si ayer había hecho algo, ese algo necesitaba saberlo.

— Déjame pensar... hay imágenes, están entrecortadas y no entiendo su orden.

— No importa. Cualquier cosa servirá.

— Está bien. Un golpe, dos golpes y al suelo — me asusté al escuchar eso. Un escalofrío recorrió mi cuerpo. Justo del lado derecho.

— ¿Qué? Da igual, sigue — le pedí. Moría de ganas en comprender lo ocurrido. En especial comprender ya que mi mente estaba en blanco. Ahora un cosquilleo se impregnaba en mi cuello.

— Hawk Moth. Akumas. La flauta... y de ahí todo es borroso — confesó con sus últimas sílabas. La pobre estaba haciendo su mayor esfuerzo y yo sólo pensaba en mí. ¿Qué me estaba pasando?

— No te ocurre nada, eres tú... — otra vez esa maldita voz. Ahg, parecía que taladraba un agujero en mi cabeza.

— Trixx... tranquila ya averiguaremos que pasó. Pero de algo estoy segura.

— ¿Cómo de qué?

— Esto es más confuso que una profecía del Oráculo.

— ¿El qué?

— Ahh... nada. Deberíamos ir a visitar al Maestro Fu para contarle... lo.... ¿qué pasó? — mi confusión era un efecto de ver a Chloe caminando hacia mí. Entienden ¡¿Chloe?!

— ¡Hola Piper! — dijo más alegre de lo habitual.

— ¿Hola Chloe? — Okay... llámenme loca pero esto era extraño. En la escala del 1 a 10, esto era un ¿50? Uno, nos encontrábamos demasiado temprano en París como para que haya salido de clases. Dos, si me venía a consolar, no es por ser mala pero era la persona menos indicada (sin contar a Lila) para hacerlo. Y tres, por alguna razón tenía un collar de esos del ejército.

— Sabes lamento lo que ocurrió hoy con la Srta. Bustier — esto ya me estaba asustando —. Yo me pondría así si un chofer incompetente me llevara tarde al Instituto.

— Em, no. El chofer fue muy amable, pero ¿Cómo tú sabes del taxista?

— Ehhh, pfff... eres genial ¿lo sabes? — y la transición de raro a sospechoso salía a flote.

— ¿Chloe te puedo preguntar algo? — ¿Lista para la prueba de fuego?

— Por supuesto — nerviosismo... una clara señal de anormalidad.

— ¿Desde cuándo Adrien y tú son novios?

— Pfff... desde hace un año y medio más o menos — luego de que dijera eso me le acerqué con lentitud y le arranqué el collar.

Entre dos mundosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora