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Milk.-

Caí sobre su cama, mi pecho subía y bajaba por los nervios y la agitación que se rehusaba a normalizar.

Las posibilidades de quedarme, así, justo así, él poniendo el pestillo a la puerta de su habitación y mientras se acerca mirándome con un deseo intenso que provoca palpitaciones y no solo en mi corazón, despojándose de su ropa superior y ubicarse encima mío rozando nuestras pieles hirvientes y ansiosos del tacto del otro, sí, las posibilidades de quedarme justo así, eran muchas, quería este momento.

Mis dedos acariciaron su pecho, su cabello se mezcló con mis mechones ante su acercamiento para poseer mis labios con una mota de dulzura que se volvió en roces netamente calientes y de mucha vehemencia que me quitó el aliento por completo.

Suspiré sin contenerme sobre sus labios, su pulgar ascendió por mis costillas, mis dedos desabrocharon su pantalón al momento que alzó mi blusa junto a mi sujetador, el calor acumulándose en mis mejillas fue inevitable.

—Me gustan tus tetas. —Sus pupilas dilatadas me hicieron tragar con suavidad, él se veía caliente, muy caliente y sexy en este momento.

Mis palmas trazaron su abdomen, su cuerpo estaba un poco tibio, cerré mis ojos ante el impulso de su cadera contra mi mano, rico, sus labios volvieron a besarme con urgencia, succionando, mordiendo, lamiendo, nuestras manos no se quedaron quietas, mi pecho se infló cuando sus palmas apretaron con una fuerza exquisita mis senos, soltó mis labios para atrapar mis puntas muy erectas y sensibles que me hizo gimotear.

Cielos, todo razonamiento no cabe en mí.

Impulsé mi pelvis contra la suya que chocó contra esa erección que terminó por volverme una hormonal ansiosa por saborearlo o sentirlo.

Nos acostamos de costados, llevé una mano a su cabello perdiéndose mis dedos al enterrarlas y jalar, su boca succionaba con una perversión que me mojó más mis bragas, su mano fue a mi ropa inferior, ayudé para quitármelo besando su mandíbula y sus labios por unos instantes antes de que estos se desviaran por mi cuello, me encanta.

Temblé en el proceso de sus dedos haciendo un lado mis bragas y comenzar a masturbarme, mordí mis labios alzando la mirada al techo unos instantes y bajarla ante la liberación de su miembro, ¿es que es tan malditamente todo un semental poseedor en la cama?, porque me estaba quedando atrás aunque no me quejaba que me mandara.

Le respondería a todo con un: Yess Daddy.

Novia mía, estás tan mojada...tan lista para mí. —Me miró y me aplaudí mentalmente, porque me iba a follar a mi hombre que estaba demasiado bueno.

¡Gracias al de arriba!

Jadee de una manera vergonzosa para mis oídos que me abriera las piernas muy rápido volviendo a ubicarse sobre mi inhalando muy profundo por mi piel sin dejar que nuestros cuerpos se dejaran de acoplar y sus dedos no disminuyeron la velocidad de sus entradas, tragué muy fuerte temblando por la humedad de su falo erecto sobre mi vientre, no me dejó admirarlo por más segundo ya que le dio el ataque de llenarme de besos el rostro.

Lindo.

—Eres un combo completo. —arrastré mis uñas por lo largo y ancho de su espalda- Caliente y cariñoso. —llegué a su nuca, besó mis labios y mordí su labio inferior cuando se separó.

—Eres todo lo bueno que necesitaba. —era tonto que me ruborizara con esas palabras— tanto en el sentido físico como... bueno, ya lo sabes. —arrugué mi ceño, él esbozó una sonrisa que grabé en mi memoria.

—No me dejes con la curiosidad. —insistí.

—Tienes un culo que quiero empalar y llenarlo de mí dejándote lo suficientemente como para que sientas tus piernas como gelatina. —dicho eso con una voz ronca y cálido acompañado con un apretón en mis nalgas.

—¡Eso no era lo que quería escuchar! —exclamé en un reclamo, besó mi mentón y los nervios me entraron cuando me separó mas las piernas para ubicarse en medio y de rodillas, envolviendo mis piernas en su cadera, estando así estaba muy expuesta a él.

Sonrió de una manera perversa y divertida. —¿Vas a negar que no te calentó? —¡maldito egocéntrico!

No respondí ya que mis ojos se embelesaron con el tamaño del grosor que estaba segura que me iba a dejar adolorida, lo sé porque lo había hecho años atrás, ubicó el glande en mi entrada y lo comenzaba a restregar volviéndome agua y en grandes acumulaciones ansiosas de su invasión, nos miramos unos segundos y los sentimientos me invadieron cuando no se contuvo y entró con una facilidad que me hizo aferrarme a sus hombros cuando se inclinó a besarme en una mezcla de emoción, adrenalina, vehemencia con salvajes, susurré su nombre, él el mío, y no existía ni una persona que no fuera él que me hiciera sentir de esta manera.

Nos convertimos en la perdición del otro en nuestra burbuja, sin importarnos nada.

Olvidé el conteo de las veces que le pedí mas, de cuantas embestidas duras, efusivas hirvientes y húmedas me dejaron fuera de sí, mi humedad incrementó, mi excitación se expandía por todos los rincones de mi cuerpo con la morbosidad de sus sucias palabras en mi oreja a las cuales le asentía.

"¿Te gusta?" sí "Mira como de duro me tienes entre tu delicioso coño, ¿no?" sí "voy a follarme tu boca, tus tetas y tu maravilloso culo" hazlo "quiero que me montes" sí.

Encima suyo mi boca se hizo agua porque se veía como un jodido mortal sexual que me tiene a su merced, comienzo a llenarme en subidas y bajadas rápidas y concisas sobre su polla que juro sentir su glande palpitando dentro de mi coño que lo humedece y le quita el aliento, mi respiración es un desastre, el calor es tanto, la adrenalina me arrasa y las olas de placer me atraviesan cuando siento su orgasmo llenarme y mezclarse con el mío que me roba un gritillo que me desploma sobre su pecho que sube y baja con las palpitaciones aceleradas.

¡Que intenso!

Nos tomamos unos minutos para normalizarnos, pero no puedo conseguirlo ya que llevo mis labios a su hombro, le doy un beso que asciende por su cuello hasta su mandíbula, en ese momento atrapa mi cuello y nos besamos por largos segundos que nos separamos cuando me gira dejando mi cara contra la almohada, sujeta mis muñecas en mi espalda baja elevando mi trasero y darme una palmada que me roba un quejido.

Okey, eso me prendió.

Me impulso hacia adelante cuando su dedo quiso invadir ese espacio, ahí me entro el miedo con una risa nerviosa. -¡Estas loco! ¡Si eso entra por ahí no podré sentarme! -me quejo, da otra palmada, cierro mis ojos soltando una exhalación.

—No pasará si no cooperas.

—¡No! —me hago la que no quiero, quiero, pero eso da miedo. 

Sé que le divierte mi reacción, puedo imaginar su sonrisa divertida en mi mente, gimo con el dedo que me lubrica en esa zona, su celular suena, no hace caso, esta idea me gusta, ¡pero este señorito ni  siquiera me dice un "va a dolerte, pero te va a gustar"! me impulsa atrás, mis glúteos chocan con su miembro, sigo haciéndome la difícil, pero me derrito con uno de sus dedos acariciarme mi clítoris, esta por hacerlo y yo solo oro mentalmente para que no me duela mucho.

Pero los fuertes golpes en la puerta lo detienen y me dejan helada con la voz aterrada de la persona detrás de la puerta. —¡Maldita sea, deja de coger y sal! —aporrea con mas fuerza la puerta, me cubro con la sabana, el alcanza a ponerse su pantalón, bastante molesto debo añadir. —Gohan... —su voz se hace un hilo, su rostro cambia de expresión y abre la puerta dejando ver a una mujer— Gohan no está. —es cuando noto su rostro con unas manchas de sangre y su ropa hecha un desastre.

...

No Soy Juguete De Nadie II✔Donde viven las historias. Descúbrelo ahora