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Goku

Toca la semana en la que me hago cargo de tiempo completo del pedacito lleno de energía que salta las líneas del suelo de madera al ritmo de la música de take me to church, lo observo por el rabilo del ojo mientras pauso al play, miro al reloj marcando las siete y media de la noche, llega un mensaje a mi celular y le respondo a la madre de mi hijo para después agarrar uno de sus tantos juguetes esparcido en el suelo y aventárselo en su cabello.

—Auchs...dolió. —Se soba su cabecita haciendo aquel puchero que no tardo en fotografiar para hacerlo un sticker en mi WhatsApp.

Es una monada.

Apago el play disponiéndome de pie y acercándome hasta estar frente a él. —Es hora de la cena, como no hay mamá pediremos a domicilio, ¿jalas? —Sus saltitos y el grito alegre con el "Si" que repite a cada nada me saca una sonrisa, la cual se transforma en una maliciosa al inclinarme a su altura, se paraliza mirándome.

—Aquel desastre en el suelo le hará mal a papá recogerlo, ten compasión de su espalda y levántalo, son tus juguetes. —Infla sus mejillas caprichoso— Bueno, lo haré yo... — recojo una barbie vestida de oficinista y finjo una mueca cayendo de culo al suelo fingiendo que me dolió inclinarme.

De inmediato chilla asustado y no sé de dónde trajo demasiado rápido el botiquín de juguete, abrirlo, sacar el estetoscopio, ponerse en los oídos y comprobar mis latidos. —No hay latidos... —Me trago la risa al ver su expresión de horror— ¡Papá! —a veces su inocencia es tanta que no sabes qué hacer.

—Estoy mal... —Me dejo caer de espalda en el suelo tragándome el quejido al sentir muchos juguetes en mi espalda, estiro el brazo, actuar me sale del asco, pero vale intentarlo, su pánico lo vale. —Veo la luz...

—911...por favor... papá... ¡papá se me muere y mamá ya no me comprará Nutella! —Okey esto llegó muy lejos, me siento de inmediato ocasionando su grito aferrándose al teléfono— ¡Zombie! ¡Papá zombie! —presiono el botón colgar y debo sacudirlo de los hombros en medio de su lloriqueo.

—Oye, papá esta bien ¿no me miras?, estoy sanito y coleando. —Muevo el trasero lo cual lo hace medio sonreír sorbiendo sus moquillos.

—¿Estas vivo? —alza su mano hacia mi mejilla, ubico mi mano encima de la suya sonriéndole.

—Estoy vivo.

—¿Con latidos? —Lo estrecho en mi pecho para que compruebe su respuesta, mis latidos incluso puede escucharlos en mis oídos.

—Con latidos.

—¿Mamá va a comprarme Nutella?

—Mejor vamos juntos por un valde entero.

Limpio su rostro y mientras me dirijo a mi habitación a ponerme una playera él va por su carrito jalando de la palanca y recogiendo sus juguetes colocándolos dentro de este, apago el parlante que aun estaba en reproducción de músicas de la granja de Zenón, paso saliva por mi palma para ordenar un poco su pelo, haciéndome una lista mental de que debo llevarlo al peluquero, cierro mi apartamento y dirigimos al ascensor, es su zona favorita porque le gusta verse en el espejo entero de este.

Salimos y como no se deja alzar debo sujetar su mano al caminar por las calles de esta ciudad, comemos en un restaurante de comida rápida, se maravilla con cada cosa nueva que ve en el trayecto al super mercado, incluso mete su mano en la boca de un perro que olía sus manos, es bastante curioso en mi defensa.

No protesta cuando lo monto en el carrito de compras cuando llegamos al super mercado, me hago el ciego al encontrarme con algunos polvos, como padre no estoy de acuerdo que mi hijo coma muchas golosinas, y como amigo se lo compro porque luego yo soy una mano larga que le encanta molestar a su hijo arrebatándole los dulces, es un don.

No me resisto a la hora de entrar a la sección de disfraces, me pruebo un vestido de bruja y mi hijo una de stripper de bombero, le saco una foto mostrando esa tierna dentadura enviándosela a su madre y amigos, los demás se alteran y la primera manda corazones, que puedo decir.

—Estos trajes son diseños exclusivos. —Busco mi ropa, no la encuentro.

Mi hijo abre la boca tapándose con sus manos el rostro con exageración.

Carraspeo, guardando mi vergüenza y enfrentar a la mujer de lentes con unas hojas contables.

Esa falda de tubo resalta su trasero.

Trago saliva.

—Voy a comenzar a sospechar que estás acosándome, Gyumao. —Suelto, no encontrando que decir en este momento, ¿Dónde diablos esta mi ropa...y la de mi hijo?

Mi hijo se prende de mi pierna chupando su pulgar mirando a la mujer.

—Sospechas bien. —Mi cara se transforma al recibir su respuesta, ¿Provocación?

Me persigno mentalmente recordándome que debo comportarme al tener a mi hijo junto a mí.

Pero es que esta mujer los años no pudieron ponerla más sexy de lo que ya era.

—Papá...pis...pis papi. —Respiro hondo, recordando que los baños están cerca de la entrada del super mercado.

Exhalo alzando a mi engendro mirándolo seriamente cuando intenta patalear. —La hora de ser papi —No pudo haber dicho ese "papi" relamiéndose los labios, no. —llegó, ve, llevaré su carrito a la fila para que paguen.

No digo nada, simplemente corro, mandando besos a quienes me miran con horror y otros entre risas, si, sé que me veo muy diva con un vestido, que puedo decir, los enloquezco.

.....

No Soy Juguete De Nadie II✔Donde viven las historias. Descúbrelo ahora