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Goku

—¿Qué ocurre? —Le entrego una taza de chocolate sentándome a su lado en un escalón de las escaleras del edificio.

Veo la hora en mi reloj bebiendo un sorbo de mi café con vodka, a esta hora todos los residentes del edificio ya están en sus apartamentos y dudo que alguien suba o baje las escaleras y por ello no tendremos interrupciones.

Gohan duerme plácidamente en nuestra habitación abrazando su almohada favorita, no despierta por más que suenen las alarmas de emergencias.

Ella no deja de mirar su fondo de pantalla con una expresión opaca, en su dedo anular porta un anillo de compromiso que recién llego a notar.

Bebo otro sorbo de mi trago haciendo entender que ella tiene una vida.

No es como los reencuentros de telenovela que la mujer está desde años sin compromiso.

Esta es la realidad.

—Llevo seis meses sin verlo. —Responde.

A mi cabeza solo viene su anillo de compromiso.

—¿A tu prometido?

Ni siquiera muestra alguna reacción, en su lugar va a su galeria y muestra una foto, bebo un trago más profundo que casi termina mi bebida.

—Mi hijo.

Un bebé sonriendo mostrando sus dientitos creciendo con las manos en sus mejillas mientras ella esta acostada con los cabellos esparcido y los ojos cerrados con sus labios cerrados y sonriendo.

—¿Cómo se llama? —Me inclino más en preguntar algo simple.

Termino de tragar mi bebida, ella sopla el humo de su chocolate y sorbe un poco humedeciendo sus labios rosados.

—No lo sé. —Pese a que lo susurró logré escucharla.

—¿Cómo que no lo sabes? —El tono de mi voz es de total confusión.

—Su padre le cambió el nombre, según el jurado no era acta para la crianza de mi hijo. —Bloqueó su celular guardándolo en su bolso para  agarrar con ambas manos el chocolate y tomar.

Golpeo con el dedo índice mi taza y termino por dejarlo a un lado, no es normal que nos estemos diciendo las cosas como si confiáramos en el uno y el otro como en el pasado, ¿aún la confianza está?.

No, no lo creo.

—Él es un cabrón.

—No lo es. —Suelta un suspiro— No quería equivocarme, no de nuevo, no obstante lo hice y ni me esforcé. —Me preocupa el que se acabe el chocolate pese a lo caliente que está sin una mueca de queja o dolor.

—Oye... Eso no es bueno...

—No quería perderte ¿sabes? —Sus ojos serios me miran directamente a través de sus lentes— Y no quería perder a mi hijo, y sucede que mientras más te aferras a alguién, se te escapa de las manos.

—Explicame que tengo que ver en algo que dejaste muy claro años atrás.

—¡Que necesitaba que te aferrarás a mí! —explota calentando mi pecho con aquello quitándose sus lentes y dejar la taza de lado— Por más que en ese momento me desconocías, necesitaba que estuvieras a mi lado para hacerme entrar en razón...

—Me rompiste el corazón. —Susurro.

—Lo siento mucho. —Ubica sus manos atrás recargando su peso mirando arriba— No eramos maduros como creíamos, te fuiste cuando te lo pedí y no volviste... No dejaste rastro de ti.

—No quería verte en ese entonces, no sabiendo que omitiste mi opinión respecto al aborto. —Hago saber masajeando mis sienes.

Una leve curva en sus labios se hace presente.

—Te busqué... Maldita sea te busqué demasiado. —su voz se vuelve lento y suave, como haciendo énfasis en cada palabra. —Pero yo me busqué tu odio y desaparición por mi inmadurez.

Necesito un trago.

—Mi hijo no volteó a mirarme cuando me esposaron —¡¿qué mierda?!— No lloró cuando me vio suplicando por al menos pedir el derecho de tenerlo unas horas... Ni siquiera me ha dicho "mamá" —traga saliva.

Y lo imagino, mierda, me imagino en su lugar y el corazón se me arruga el siquiera imaginar que mi hijo no me de el tesoro que se otorga cuando se es padre, el ser el privilegiado al ser llamado padre y tener sus ojos sobre los tuyos y que pese a estar pequeño intente consolarte con su “Ya no llores papi”.

—Sabes que fuiste una terrible persona cuando te pasan cosas que te rompen y buscas respuesta de qué castigo estas pagando para estar pasando ello, pero al menos yo sé que soy una horrible madre... Y fui una pésima novia... E idiota. —lo último lo dice mirando su anillo.

“—No sé por qué estás a mi lado, no soy una mujer hermosa ni tengo buenos atributos, pero por favor, no te alejes, no lo hagas, me encantas demasiado que es insano que te ame más que a mi misma. —Susurró en mi oido dejando besos suaves en mi cuello mientras su mano en mi pecho se deslizaba lentamente.

—Porque entre locos se entienden, ¿no? —le dije antes de llenarle el rostro de besos”

Eramos tan cursis en ese entonces, que cuando ella recarga su cabeza en mi pecho, paso mi brazo por su hombro y dejo un beso en su coronilla.

No huele como antes.

Huele mejor.

La calidez que transmite me hace aferrarme a su cercanía ocultando mi rostro en su cabello pudiendo escuchar los latidos de mi corazón y el suyo fuerte y claro.

Hasta que su celular suena, lo saca y veo el nombre de quien la llama sin dejar de abrazarla por más que ella diga.

—¿Qué pasa, amor?

...

Me está gustando el resultado de esta segunda parte por donde va, me encanta :'3.

No Soy Juguete De Nadie II✔Donde viven las historias. Descúbrelo ahora