Las luces no me permiten ver a la gente a mi alrededor y la música estaba demasiado fuerte como para llegar a escuchar algo.
-Tu papá no parece tan malo-grita para que lo escuche por encima de la música.
-No es mi papá.
-Buen...
Solo el aire frío que pega contra mi cuerpo logra secarme las lágrimas pero al mismo tiempo me congela los huesos, me titiritean lo dientes, se secan mis labios y se me pone la piel de gallina. Intento con mis manos calentarme los brazos pero es como si el frío estuviese ganando una batalla contra el calor corporal de mi cuerpo y desgraciadamente, mi cuerpo está perdiendo.
Como dije antes, no puedo volver al departamento a buscar un buzo, no puedo quedarme sentada en la escalera por si alguien me ve y me pregunte que me pasa, no estoy para dar explicaciones y tampoco tengo fuerzas para inventar una mentira convincente ¿Por qué no puedo? Simple, por orgullo. Horrible y desesperado orgullo.
Después de lo que paso con James, mi orgullo se sintió dañado, partido a la mitad, algo me comprimió el pecho y enfrío mi corazón hasta el punto de no sentir nada, o, mejor dicho, obligarme a no sentir nada. Al no sentir nada, tu corazón no sufre, las personas no te lastiman, y nadie te saca las esperanzas ni te rompe el corazón...exactamente eso fue lo contrario que hice, que mi corazón hizo. No quiso escuchar a mi razón, a mi cerebro y así terminó: dañado, adolorido, con una presión en el pecho insoportable que me quita la respiración.
Viendo la ciudad iluminada logro dispersarme un poco. Ver a todos los demás, tan felices con sus vidas haciendo lo que quieran, con oportunidades, con libres decisiones, pero después pienso: cada uno tendrá algo en sus hombros, una piedra, una bolsa llena de problemas, dolores, sufrimientos, defectos con las que tienen que cargar. Tal vez mi situación no es tan grave como la de otra persona, pero si es grave para mí ¿Cómo sería ser otra persona? ¿Con otras relaciones y otro ritmo de vida? ¿En que estarán pensando las otras personas? ¿Qué les preocupa? No puedo ser la única persona en el mundo que lidia con problemas, todos seguramente estarán preocupados por otras cuestiones, algunos más que otros. El ser humano no es una persona capaz de vivir sin sufrimiento y ese sufrimiento dependerá de cada persona, ese sufrimiento por lo tanto es causado por cada persona. Mi sufrimiento es causado por mí y solo por mí.
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Un ruido interrumpe mis pensamientos, mis tristes pensamientos. Se escucha como una puerta rechina y pasos que salen dirigiéndose a donde estoy sentada. No quiero darme vuelta ya que ya sé de quién son esos pasos. Prefiero seguir forzando a mis ojos a que miren al horizonte sin mirar nada en particular y a que mi cuerpo se encuentre lo más relajado posible...sabrán perfectamente que eso no es posible. Mis músculos se tensan y siguen así mientras la persona se sienta al lado mío sin ser invitado. Desgraciadamente, como las mujeres tenemos una vista de 180 grados, puedo ver por el rabillo del ojo que es James. Este se sienta encorvándose había adelante y mirando al mismo lugar que yo (en realidad ni yo sé a dónde estoy mirando, pero me entendieron), junta sus manos y apoya sus codos en sus rodillas. Parece relajado pero noto como su mandíbula se encuentra tensa y sus labios apretados forzándolos a no decir nada. Nos quedamos sentados por un largo rato sin decir nada y solo escuchando nuestra respiración, mis dientes titiritando y los típicos sonidos de la ciudad. Siento a James moverse y prefiero forzarme a mí misma a no mirar a ver qué hace.