2. Los milagros suceden

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Llego a mi cama arrastrando los pies y me tiro en la cama. Debería irme a bañar pero cuando me estoy demasiado cansada. Todas están iguales o peor que yo. Estuvimos limpiando el edifico de arriba a bajo, los muebles, los pisos, las escaleras, el patio, la cocina, las puertas, lo que faltaría sería el techo...a no, a Lily le tocó barrer el techo. Pobre de ella.

"Bueno vos no estuviste mejor"

Me tocaron los pisos, de TODO el edificio. Éramos yo y dos chicas más que no me acuerdo los nombres. Lo peor de todo fue que no limpiamos los pisos con escobas, trapos, agua por lo menos, sino con un cepillo de dientes, nada más que con un cepillo de dientes.
Seguro están pensando: que divertido.

No crean...si creen que es difícil sacar la grasa de un plato que estuvo sucio durante una semana y la suciedad no sale aunque le pongas todas las fuerzas y el detergente posible, imagínense todo un piso que no se limpió en meses y con un cepillo sin nada. Un trabajo de mula.

Abro los ojos y veo que el sol se está ocultando y aparece la noche. Me levanto, me baño y cuando termino me acomodo para dormir. Ya estoy acostada en mi cama pero no logro conciliar el sueño.

-¿Courtney? ¿Estas dormida?-pregunta una vocecita aguda de una niña la cual nunca me olvidaré como es su dulce voz.

-No-digo mientras me siento en la cama dejando un espacio para que Lucie se sienta al lado mío.

-¿Dices que Rita va a estar bien?-pregunta asustada y me mira con esos enormes ojos celestes.

-No lo se-digo en un suspiro.

No me miren así, soy mayor pero no sé todo lo que te pueden llegar a hacer de penitencia yo solo pude experimentar un castigo no todos. Además ya debería haber vuelto, eso es extraño.

-¿Por qué nadie te adoptó todavía?-pregunta la nena.

Sé que no lo hace para lastimarme pero pensar en eso hace que me sienta mal conmigo misma. Bajo la cabeza y veo como una lágrima caer en la finita sábana.

-Es solo que-digo con voz entrecortada. La nena me agarra la cabeza con sus pequeñas manitas y la mueve de tal forma que pueda verla a los ojos. Seguramente así se sentía ella cuando me acerqué hoy a la mañana y eso provoca las fuerzas necesarias para poder contarle un poco de mi oscura vida-nadie me quería. Era muy fea para ellos-digo rápido así no duelen las palabras, obviamente no funcionó.

-Vos no sos fea.

Me río por su halago y por la inocencia y sencillez que transmite su niñez.

-Ahora tal vez sea un poco más linda, pero de chica no era una niñas que digamos...linda o tierna como para ser adoptadas. Todas las nenas que estaban conmigo fueron adoptadas y cada vez venían más nenas y yo seguía creciendo sin tener un hogar propio. Supe vivir con eso-veo su rostro de terror e intento calmarla-no te sucederá lo mismo que a mí, tranquila. Vos sos hermosa y tierna todos querrán adoptarte. Además dentro de un año cumplo mis 18 y voy a poder irme de aquí, así que no te preocupes por mí, se cuidarme solita.

Veo una sonrisa de lado por parte de la niña y cuando pienso abrazarla para transferirle mi confianza escucho el ruido de la puerta abrirse abruptamente y todas las niñas corren para formarse en frente de sus respectivas camas. Lucie corre hacia su cama y yo me paro en frente de la mía. Cuando puedo tener una mayor visión del lugar noto que el culpable de ese horrible golpe fue de Mrs. Campbell. Todas se ponen derechas y con la cabeza en alto mirando al frente. La vieja camina por el pasillo mirando a cada una de nosotras, ahora no mira nuestros atuendos ya que después de un largo día limpiando el edificio estamos hechas un asco, solo nos inspecciona, feliz, podría decirse si es que esta mujer alguna vez a experimentado el hermoso sentimiento llamado "alegría".

Mi Papa es un pendejoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora