3. Piano rojo

646 28 2
                                    

¿Nunca les paso algo horrible? Pero algo muy, muy feo. Algo en lo que es tu culpa, que eso no hubiese pasado de no ser por vos y muchas veces, por nuestro terrible ego, le echamos la culpa al otro. Pero no solo a una persona, a cualquier cosa que conozcamos. Tu mamá. Tú papa. Tú hermana. Tú hermano. Tú perro. Tú gato. Tú amigo. Y en casos extremos: el mundo y a veces el universo.

Bueno esto no es culpa mía, sino que del universo. No estoy exagerando, esto no lo provoqué, es más, lo intenté de evadir pero como el universo me odia, tuve que ser adoptada por este estúpido pibe.

Al día siguiente no pude ir a tocar el piano con Alice porque a la mañana, bien temprano, me vino a buscar mi "padre".

Es un chico, un joven. No es normal que un hombre de su edad adopte a una chica, menos si es adolescente. Espero que ustedes sean adolescentes como yo, y me entenderán. Un hombre de su edad está emborrachándose en bares con sus amigos y después manejan para provocar un accidente (supongo que eso es lo que hacen hoy en día)

Salimos del tenebroso edificio en donde pasé la mitad de mi vida. En donde me torturaron, me hicieron hacer trabajos forzados, me hicieron levantarme temprano y no me dejaron ser una niña con sueños y esperanzas porque a lo largo de los años, si no te adoptan (aunque dicen que la esperanza es lo último que se pierde) yo ya perdí toda esperanza posible en el mundo.

Me despido de las chicas y les deseo suerte con todo mi corazón y que no les pase lo mismo que a Rita, o lo mismo que a mí. No conozco a la gran mayoría, desde chica aprendí en no hacerme amigos en donde sabes que no serán permanentes, eso te garantiza el no sufrir dolor.

¿Se preguntan si tuve alguna amiga de chica?

La respuesta sería "Si", pero ya no está más conmigo, y a partir de ahí decidí cuidarme a mí misma y no entablar mucha relación con las demás. Obvio no dura tanto el esfuerzo ya que un ser humano necesita socializar.

Después de las tristes despedidas subo al auto de mi nuevo papá, en donde empieza una nueva vida, una nueva Courtney. Espero.

-Hay que conocernos más ¿no te parece?-pregunta mi nuevo papá con un entusiasmo en la voz que, seguramente, hasta lo notó el conductor del auto de en frente.

En el trayecto estuve mirando la ventana y a la gente y autos transitar. No se me da muy bien entablar conversación, menos con gente que no conozco.

Me resulta rara su necesidad de saber sobre mi vida. Dentro de un año cumplo 18 no creo que me vaya a tener que aguantar mucho rato más, entonces ahorrémonos las conversaciones incómodas sobre nuestras vidas.

-¿Qué quieres saber?

Bueno eso salió de mi boca sin haberlo pensado dos veces.

¿No sé controlar lo que pienso decir?

En ningún momento aparto la vista de la ventana, no espero mirarlo a los ojos y tal vez así entienda que no tengo ganas de hablar.

-No sé...-se queda callado unos minutos y lo agradezco, no tengo muchas ganas de contarle mi aburrida y triste historia. Claro que el silencio no duró mucho-¿cual es tu verdadero apellido?

-Smith-digo cortante.

-¿Color favorito?

-¿Esa pregunta? ¿En serio? ¿Tienes cinco años?

Se empieza a reír mientras lo miro extrañada intentando averiguar el origen de su risa.

-Es en serio-dice más relajado.

-El azul-respondo ya que para él, esto es en serio.

-Igual que el mío-dice aún más radiante que antes.

Mi Papa es un pendejoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora