36. Trato hecho

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Capítulo 36

Por fin llega el horario que más me gusta, el que me destreza, el cual espero con ganas desde que piso el colegio: el club de música.

Bueno, ese es el segundo la verdad...lo primero que me da felicidad en el colegio es el horario de la comida, pero ese ya lo pase.

Entro al aula y veo como todos están esparcidos por el salón haciendo distintas cosas y al mismo tiempo la misma: música. Veo un grupo que cantando junto a una guitarra, otras practicando una coreografía, y otros practicando con las flautas. Por último, veo a Brook  y a Lorianne junto con Ian y otros hablando en una esquina. Brook me saluda para que la vea y me una a ella pero de reojo noto a Luca sentado solo en una silla y preferí ir con él. No fue necesario intentar no hacer ruido para no asustarlo porque nunca me escucharía llegar, pero si me sentiría porque tiene ojos por todos lados. Obviamente, no me encontraba ni a dos pasos de distancia cuando levanta la mirada y me ve acercarme a él. Noto como se pone tenso y algo nervioso pero él es así siempre, solo tiene que acostumbrarse a hablar con la gente, y conmigo especialmente porque no pienso ignorarlo como los demás no importa lo cómodo que él se sienta en la ignorancia. Eso no está bueno ni es sano, lo sé, estuve ahí por un tiempo cuando era chica en el orfanato asique, no voy a permitir que él también pase por eso si lo puedo evitar. Me siento junto a él y espero que empiece la conversación lo que, obviamente, no lo hace. Pienso preguntarle algo vagamente tabú cuando él habla primero.

-¿Por qué no estas con tus amigos?-me pregunta serio ero noto que le constó decir esas palabras.

Miro detrás de mí y observo como todos los chicos que estaban hablando con mis amigos, y ellos inclusive, se quedaron mirándome con la boca abierta. No les doy importancia y vuelvo mi vista hacia Luca.

-No entiendo su asombro-digo despreocupada sabiendo que a Luca le incomoda su actitud-estamos haciendo exactamente lo mismo que ellos: hablando con amigos.

Deslumbro una tímida sonrisa en su rostro y eso me alegra el día. Seguimos hablando y riendo de cosas sin sentido hasta que uno que no conozco agarra el micrófono, se sube al escenario y nos pide silencio.

 Seguimos hablando y riendo de cosas sin sentido hasta que uno que no conozco agarra el micrófono, se sube al escenario y nos pide silencio

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-Escuchen, escuchen chicos-repite el joven extraño hasta que todos se quedan callados-gracias. Como saben hoy se cumplen 50 años de la fundación de nuestros clubes y por eso...redobles-se escucha como uno de los chicos toca un pequeño tambor-¡HAY FIESTA!

Las últimas palabras fueron como un grito de guerra porque no tardaron muchos los gritos de todos en salir y de golpe más personas empezaron a entrar y el salón se llenó de gente. Puertas que siempre se encontraban cerradas, se abrieron para dar lugar a más espacio. Parlantes aparecieron y de golpe soltaban la música más escandalosa y ruidosa que te puedas imaginar. Ya empezabas a ver gente con vasos de plástico en las manos y a muchos bailando en el centro del lugar. Todo era un descontrol...

Y me encantó.

Y me encantó

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Mi Papa es un pendejoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora