27. Extraño esto es extraño

235 12 3
                                    

           

Capítulo 27

Después de un par de tragos empiezo a sentirme algo mareada pero con mucha energía y adrenalina, por lo menos sigo lo suficientemente consiente como para saber que no puedo tomar más. Nathan me ofrece otro vaso igual con el mismo líquido transparente y niego con la cabeza para que entienda que ya fueron suficientes. Creo que si abro la boca voy a vomitar.

-Dos ya fueron suficientes-intento decir tragándome las ganas de vomitar. Qué asco.

Veo que Nathan se empieza a reír a carcajadas y muy fuerte, tanto que muchos que están sentados en la barra empiezan a mirarnos. No le veo lo graciosos a lo que acabé de decir, pero seguro que Nathan está peor que yo y por eso no puede controlar sus impulsos de reírse, al igual que yo no puedo controlar mis impulsos de ira.

 No le veo lo graciosos a lo que acabé de decir, pero seguro que Nathan está peor que yo y por eso no puede controlar sus impulsos de reírse, al igual que yo no puedo controlar mis impulsos de ira

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

-No le veo lo divertido.

Se ríe cada vez más fuerte pero al notar que enserio no me está haciendo ninguna gracia decide relajar su risa.

-No te tomaste dos-dice Nathan intentando tranquilizarse.

¿Es verdad? Me habré pasado de copas...

No es posible, sé contar y sé que más de dos vasos no tocaron mis labios ¿o sí?

-Estas tan borracho que no sabes contar.

-Vos no sabes contar-dice arrastrando las palabras.

Vuelve a reírse y mi ira empieza a crecer, pero la cuenta de cuantas copas tomé me juega en contra y provoca que me empiece a reír con él dejando de lado la ira y el enojo y la parte decente y responsable de mi cerebro es apagada por la cantidad de alcohol que corre por mis venas.

De golpe, ya no veo nada.

¿Me desmayé? Puedo moverme, eso es bueno ¿no?

"Si estuvieras desmayada yo no estaría hablando con vos"

Por lo menos mi humor sigue intacto, lo malo es que solo me molesta a mí y supongo que es por eso que Ashley no me tolera, ni yo me tolero a veces.

Escucho gritos y no puedo distinguir si son de alegría o de miedo pero no me importa y empiezo a gritar también y Nathan me acompaña. Por unos momentos creí que todos se habían ido hasta que siento como alguien me agarra del brazo tan fuerte que seguro que después aparecerá un moretón ahí. Una luz cegadora me alumbra la cara e intento ver quién es el idiota que me lastima apropósito. Pienso darle una patada en las pelotas, pero una voz en mi cabeza detiene mi pensamiento: la razón.

 Pienso darle una patada en las pelotas, pero una voz en mi cabeza detiene mi pensamiento: la razón

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
Mi Papa es un pendejoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora