13. No podía sacármelo de la cabeza

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Capitulo 13

Vuelvo de lo de Alice con una sonrisa imposible de quitar de mi rostro, pero antes de abrir la puerta y poner un solo pie en esa habitación, intento tranquilizarme y disimular mi placidez y de no hacer ruido como para no despertar a James. Aunque no importa cuánto ruido haga, después de lo de anoche, el dolor de cabeza va a ser tan grande que no va ni a poder recordar su nombre.

Camino hacia mi cuarto para hacer de cuenta que me acabo de levantar. Cada vez que mi pie toca el piso escucho un ruido que me resulta el ruido más ruidoso del mundo que hasta lo podrían escuchar los que viven en Oceanía.

¿Justo hoy se le ocurrió al piso hacer mucho ruido?

Llego con mucho esfuerzo a la puerta de mi cuarto pero, no puedo ni abrirla ya que escucho los pasos pesados del cansado de James.

¡Me preocupe por no hacer ruido al pedo!

Me doy vuelta con la mayor tranquilidad que puedo. Siento como mi corazón va a mil por hora y mi respiración es entrecortada aunque intente regularla. Le hago una sonrisa de lado a James como para aparentar que todo anda bien. Deseo que solo me mire y vaya a desayunar como siempre lo hace, pero no esta vez no es así, es distinto. Se acerca a mí, despacio, sin despegar esos hermosos ojos celestes de los míos.

"Por favor que no se acerque más. No sé si voy a poder aguantar mi respiración u opacar los fuertes latidos de mi corazón" pienso mientras miro para los costados intentando perder esos hermosos ojos, pero es imposible.

Esos hermosos ojos azules me penetran y tanta intensidad me pone incomoda ¿Por qué? Por la simple razón que me siento desnuda frente a ellos, como si todos mis recuerdos, pensamientos, sentimientos, salieran a la luz y fueran gritados como para que todos se enteren. Eso me  pone incomoda, que sepan cómo me siento.

Se acerca hasta que quedo encerrada entre la pared y su cuerpo desnudo, excepto por el pantalón, pero todo su trabajado pecho se encuentra a centímetros de mi cuerpo. Ya no puedo aguantar mi respiración ni disminuir el sonido de mis latidos asique dejo de intentarlo, si se dio cuenta de que me fui que así sea, no le voy a seguir mintiendo. Cuando pienso en plantármelo y decirle toda la verdad, veo su mano cómo se levanta y se acerca a mi mejilla, al mismo lugar donde me había tocado ayer a la noche cuando me secaba la pequeña lágrima que caía silenciosa por mi cachete. Al sentir su fría mano sobre mi piel un escalofrío recorre mi cuerpo. Tanto me sorprendió su acto que no puedo actuar, y ni hablar sobre decir algo. Al toque en el que me toca el cachete cierra los ojos fuertemente y separa su mano de mi piel como si lo hubiese quemado. Se aleja de mí agarrándose la cabeza con las dos manos y despeinándose el pelo frustrado. Tanto miedo me provoca su reacción que no puedo evitar agarrar mi bolso e irme de la casa sin volver a mirar a Jame.

No me importa si James se quedó con la duda de a donde fui o si se siente mal por la cantidad de alcohol que tomó, no pude tolerar lo sucedido y la forma en la que reaccioné fue esa, huir, dejar que las cosas se aclaren.

Al llegar al colegio les juro que intenté prestar atención a las clases y a los rumores que decían las chicas, pero no podía sacarme de la cabeza lo sucedido hoy y ayer. Me rondaba por la cabeza todo el tiempo y no importa cuanto lo intentaba, no podía sacármelo de la cabeza.

En el horario donde todos se iban a cada club, vuelvo a la sala de música y por suerte veo que no hay nadie, seguramente los del club de música estarán en otra aula, tengo tiempo para poder practicar. Quisiera practicar canto en vez de piano, ya no estoy ejercitando mucho mi voz y no le hace bien. Por suerte, en frente del piano estaba Luca, el que me escuchó tocar el piano y cantar la otra vez.me acerco a él y le toco el hombro. Asustado y sorprendido se da vuelta pero al ver que soy yo logra relajarse un poco.

Mi Papa es un pendejoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora