11:50 a.mEncontré mi celular en el fondo de la mochila, lo tome entre mis dedos y con desesperación marqué el número anterior pero la pantalla se tornó borrosa mostrando el nombre "El idiota de Ray", cuando contesté la llamada sentí que la respiración me fallaba cuando colocaba mi celular en mi oído.
–¿Dónde estás?—su voz sonaba agitada, como si el maratón entre la gente asustada fue suficiente para sus pulmones que intentaban recuperar el aire.
En mi mente seguía pegada la imagen del conductor viviendo sus últimos minutos en completo desastre y horror, era inocente no lo merecía. Volví en mi cuando la voz de mi hermano comenzaba a punzar en mi cabeza alejando aquella imagen desgarradora.
–V-varados en una estación de servicio—contesté llevando mi mirada a Axel,se encontraba sobre el asiento rodeándose las piernas junto al pecho. Una maldición suya resonó en mi oído provocando que separara un poco el celular.
—Quiero hablar con el conductor—dijo con más calma, se escuchó un cierre descendiendo un par de voces de adultos hablando entre códigos.
—Ya no hay conductor—me mordí la lengua cuando recordé el rostro asustado y desesperado del conductor por librarse de los dientes de aquella mujer que se encuentra en el suelo en una extraña posición con un hoyo enorme en el cráneo.
Maldijo nuevamente solo que esta vez utilizó una palabrota.
Me tomó unos segundos volver a hablar después de que llevara mi mirada hacia el asiento del conductor, el volante y...la palanca.
«Es igual que conducir un auto, por dios no puedo creer que vaya a hacerlo»
Inhalé lo más que pude para cuando solté todo el aire que contenía me arme de valor y decidí tal riesgo.
—Entonces conduciré.
—¿¡Estás loca!?
Llevé mi mano derecha a mis sienes y las masajeé intentando ahogar un grito por la desesperación y el miedo
—No estamos muy lejos de la ciudad—confirmé—nos tomará un tiempo.
–No me gusta para nada tú...
–¿Mamá y Papá están contigo?—lo interrumpí levantando la mirada hacia Axel, emitía una mirada esperanzada—¿Están contigo?—volví a preguntar—¿Que está pasando?—comencé a desesperarme. Mi hermano no me contestaba, no sé qué hacer, solo tengo miedo.
Al otro lado de la línea podía escuchar su respiración entrecortada y su esfuerzo por contestar ya que balbuceaba cosas que no entendía.
—No.
Abrí los ojos como platos dejándolos en un punto fijo, me ardieron los ojos por las lágrimas que amenazaban por salir, en mi garganta sentía como si batallara por tragarme algo para dejarla libre, escuchaba qué mi hermano me llamaba al otro lado de la línea pero ni mi mente ni mi atención estaban en él, un creciente y amargo dolor apareció en mi pecho que se hizo más fuerte y lágrimas seguían con el deseo de salir y escurrirse por mis mejillas dejando un rastro húmedo sobre ellas. Mi hermano me había dado la peor noticia de toda mi vida.
–...al llegar a la ciudad...
Para cuando cerré los ojos con fuerza mis pestañas estaban húmedas, los mantuve cerrados así por un momento para después volver a la voz de mi hermano que provenía del otro lado de la línea.
–Sam nos iremos con ellos, los militares nos sacaran de la ciudad.
–¿Estás herido?—me sorprendí cuando escuché mi vos, sonaba rota y el sabor amargo aún se encontraba en mi garganta—¿Ray?—ya no escuchaba los sonidos de la ciudad, tampoco las voces asustadas y quebradizas de las personas, ni siquiera el sonido de motores de los autos. Ya no escuchaba nada, la llamada se había cortada justo cuando tenía cientos de preguntas.
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SOBREVIVIR EN ESTE MUNDO CRUEL
Science Fiction-Que importa cuando tengo seis balas-Con la mira al frente y el dedo en el gatillo apuntó al ciervo durante unos segundos hasta que levantó la cabeza, las orejas comenzaron a moverse por el sonido del seguro recientemente-pero no son para los seres...