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Los muebles de aquella casa eran hechos a mano, la carpintería era perfecta sin ninguna astilla que sobresalía de las sillas del comedor o de aquella silla reclinable, la mesa del comedor era muy elegante, la madera de roble hacia magia pero su magia mejora si agregas tu imaginación para crear maravillas con tu especialidad y gusto en los muebles. Pinturas de flores y paisajes estaban colgadas en la pared debajo de un sofá blanco con cojines cafés con un dibujo de una flor con los hilos de color negro, la mesita de centro era de roble y encima tenía una especia de mantel pero era pequeño y bonito, figuras de flores hechas con lana y un pequeño florero de vidrio yacía hechos trizas en el suelo, las margaritas y las girasoles estaban desparramadas por la sala.

—¿Crees que hayan muerto?

Justo cuando me preguntó observé una foto, una foto con un marco blanco, no era muy gorda la orilla era perfecta, pero su perfecto cristal ahora estaba roto y unos pedazos de estos aún estaban incrustados en el marco esperando ser derribados para unirse a los otros cristales, la foto mostraba a una pareja, una pareja mayor, sus cabellos blancos se veían muy lindos y sus rostros se veían muy radiantes y felices, sus anteojos delgados eran adorables al hacer juego con su pareja, y el hombre mayor tomaba de la mano a su amada esposa para depositarle un dulce beso, que aún que no fuera mucho aun así es suficiente para dos corazones de oro.

Sin contestarle su pregunta devolví la foto al pequeño mueble de madera decorado con esos pequeños "manteles" que seguramente eran hechos a mano por la mujer mayor.

—Revisaré la cocina—dije rápidamente y luego el asintió desapareciendo escaleras arriba, subía con confianza, sin miedo y hasta perderlo de vista me fui directo a la cocina.

La cocina tenía mosaicos negros y blancos en el suelo y las paredes eran de un color blanco, más blanco que él gis o la harina, el comedor estaba acompañado de seis sillas delgadas de madera y solo dos de estas usaban cojines similares para amortiguar la caída, el refrigerador estaba junto al fregadero al igual que la ventana con sus cortinas amarradas a sus costados. Caminé hasta el refrigerador y jalé de la pequeña palanca de plata...no había nada, cerré la puerta y me dirigí hacia el umbral para salir de esa habitación. Mis pies se detienen en el marco de la puerta por un rechinido y mi mano diestra voló a la funda donde tenía el cuchillo y lo saqué con velocidad, el miedo y la curiosidad me invadió ahí mismo. Devolví el rostro y observé la puerta beige corrediza de la lacena un poco abierta dejando que viera los estándares con latas de comida ya abiertas, me acerqué lentamente con el cuchillo en mano y tomé la puerta con lentitud deslizándola hacia la izquierda.

De repente algo grande salió abalanzándose hacia ella que apenas pudo esquivar, el cuchillo dejó su mano cuando la empujó fuertemente hasta chocar su espalda contra la vitrina, con ella rompió las puertas de esta, vasos y platos que luego cayeron al suelo. Su cuerpo fue derribado sobre la mesa lanzando un grito apenas audible cuando su cuello es envuelto por una gran mano roñosa, sus piernas estaban bajo el cuerpo de ese hombre mientras que en su otra mano sostenía un cuchillo de cocina, lo acercó a su rostro amenazante.

Decidió al menos calmarse un poco para pensar. Fue ahí que se dio cuenta que sus piernas estaban en un mal sitio para un hombre y solo con levantar una con mucha fuerza le sacaría el aire y le daría suficiente dolor para quitarlo de encima. Y así fue como su rostro cambio dolorosamente dándole algo de satisfacción al ver tal rostro contrayéndose de dolor, la mano que le envolvía el cuello la liberó y tosió desesperadamente, intentó recuperar el aliento, su cuello ardía y dolía por la presión y la fuerza que emitió aquel hombre. Se lo quitó de encima arrojándolo a un lado, ella cayó al suelo pero se apresuró en buscar rápidamente su cuchillo pero no lo lograba. No podía encontrar el cuchillo para poder cortarle la garganta, no podía gritar porque su garganta estaba lastimada por la fuerza en que había sido estrangulada, como pudo buscó algo que pudiera ayudarla a defenderse, sus ojos pararon en el jarrón pesado lleno de rosas y cuando lo tuvo en sus manos lo lanzó tan rápido que ni siquiera se detuvo para pensar en apuntar y solo con escuchar el jarrón romperse sintió alivio. Abrió los ojos un segundo después de que arrojara el jarrón y vio el cuerpo de aquel hombre con los pedazos de vidrio y rosas sobre él. Se dejó caer contra la pared, y solo el roce de algo afilado contra su dedo hizo que llevara su mirada hacia el cuchillo que estaba junto a la pared, lo tomó y se levantó.

SOBREVIVIR EN ESTE MUNDO CRUELDonde viven las historias. Descúbrelo ahora