Eleazar golpeaba fuertemente uno de los grandes portones que impedían la entrada de esas cosas come humanos y ahora era a ellos que se lo impedía, Theo estaba a su costado golpeando sin fuerzas el portón izquierdo intentando llamar el personal, uno de los militares a cargo de verificar el contenido de las municiones se percató cuando el quinto golpeteo y un grito desesperado le llamó su atención desde el otro lado de los muros, le gritó a un recluta que se encontraba sentado en uno de los escalones de un enorme camión color verde limpiando la boca de fuego de su arma, levantó la cabeza rápido y exaltado por el grito reciente, se levantó con rapidez hacia su superior y con mucha atención escucho sus ordenes.
Theo se dejó caer de espaldas, estaba demasiado cansado para seguir tratando de llamar la atención con golpes y gritos, ademas de que habían pasado horas sin dormir y sin comer, no tenían energías para hacer algo después de salvarse o incluso en ese momento desesperante, Eleazar tenia la cabeza en el portón que anteriormente estaba golpeando con fuerza antes de caer sobre sus piernas, pero aun así seguía golpeando con su puño,no se escuchaba estruendosamente como los anteriores, solo parecía que se escuchaba como si estuviera golpeando a una pieza de metal con solo el puño.
—Tan cerca pero a la vez tan lejos de la salvación—Eleazar golpeó con su cabeza levemente el portón y con un ultimo golpe a éste se dejó caer de espaldas junto a Theo. Theo buscó en el bolsillo del pantalón camuflado el respaldo de los cigarrillos que había desechado hace horas y el encendedor que casi había perdido cuando comenzaron a correr para escapar de aquel grupo en la carretera. sacó un cigarrillo de la cajita y al tenerlo en su boca intentó que el encendedor no se le cayera ya que sus manos temblaban un poco. Su boca dejó salir el humo del cigarrillo con lentitud.
—¿Quieres uno?—Le dijo al mismo tiempo que dejaba salir el humo. Theo le acercó la cajita a su exhausto compañero después de dar la tercera calada.
Eleazar tomó uno de los pocos cigarrillos que quedaban en la cajita después de pasar una mirada cansada e insolente a esta, Theo le tendió el encendedor para que lo tomara, Eleazar prendió de una sola vez el cigarrillo y con rapidez dejó salir todo de su boca. Theo sonrió mirando el cielo gris y las nubes cargadas de agua, las hojas de los arboles revoloteaban en diferentes lados por el viento que comenzaba a serse mas fuerte.
—¿Ellas...estarán bien?,es decir, llegamos primero, no las encontramos, Ray, Axel y Nicolas estarán...
—Están vivas—interrumpió Theo, daba la sexta calada y dejaba salir el humo a su tiempo—aunque no lo creas, una de ellas es una hermana terca que no acepta esta vida tan fácil y la otra es una chia sentimental aunque lo niegue. Están bien, en alguna parte de estas áreas pero siguen con vida e intentan regresar a su "hogar".
En ese momento el sonido de mecanismos moviéndose pone de pie a duras penas a Eleazar, al darse cuenta que Theo apenas podía ponerse de pie se acerco a el e hizo que colocara su brazo derecho alrededor de su cuello, Theo tiró y pisó el cigarrillo cuando dio la ultima calada, en cambio Eleazar no pudo terminarlo ya que lo deshecho cuando uno de los portones comenzó a abrise. Eleazar observó como la gente se asustaba al ver que uno de los portones se había abierto tan repentinamente sin que les avisaran que los reclutas habían llegado de la recolecta, sintió que sus piernas temblaban con el peso extra que sostenía, militares comenzaban a tranquilizar a las personas presentes pero al percatarse de ambos comenzaron a organizar dos grupos para tranquilizar a las personas y otro para ir por ambos exhaustos jóvenes.
—Lo logramos—Dijo Eleazar comenzando a caminar hacia el interior—¿Me oíste?, lo hemos logrado—en medio de la salvación creyó que sus piernas no responderían para cuando estuvieran adentro, pero afortunadamente no sucedió.
Militares comenzaban a correr hacia ellos, unos de ellos tenían una banda blanca con una cruz roja en el brazo,con ellos llevaban camillas. Se dejaron caer de rodillas quitándose las mochilas con sus ultimas fuerzas, no les importo que las personas que estaban allí los observaran con asombro. Las camillas fueron depositadas en el suelo y con ayuda del personal los colocaron en las camillas y lentamente los levantaron del suelo para llevarlos a la enfermería.
Eleazar sentía que sus ojos se cerraban por si solos, pero antes de dejarlos caer observó que entre las personas que se encontraban ahí se percató de una cara familiar que lo observaba con un par de ojos celestes que compartían.
—Axel...
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SOBREVIVIR EN ESTE MUNDO CRUEL
Science Fiction-Que importa cuando tengo seis balas-Con la mira al frente y el dedo en el gatillo apuntó al ciervo durante unos segundos hasta que levantó la cabeza, las orejas comenzaron a moverse por el sonido del seguro recientemente-pero no son para los seres...