SOBREVIVIR EN ESTE MUNDO CRUEL

8-"DIA 15"

DOS SEMANAS DESPUÉS.

Afuera o dentro de la habitación el sonido de los disparos se escuchaban hasta los corredores más cercanos, no les importaba a los demás, de hecho nadie se había quejado desde el primer día, excepto que surgen pequeños problemas con algunos chicos: «Es igual a un videojuego», «El arma es pesada», «No podré hacerlo», «Soy terrible disparando». Esto comenzó hace varios días cuando nos enseñaron esta habitación, nos dieron armas grandes para ser la primera vez que dispararíamos y por ende teníamos una "instructora" exigente con nuestro procedimiento, tuve problemas con ella en los primeros días por qué no podía encestar un buen tiro, hasta hace poco algunos de mis compañeros empezaron a rendirse y volvían sin durar el mes, no los culpo, es difícil cuando solo llevas catorce días en esto y empiezas por las armas grandes.

Le disparé al blanco que tenía frente después de apuntar y calcular hasta que finalmente apreté el gatillo, sentí un pequeño cosquilleo en mis manos, la bala salió de la boca de fuego cortando el aire hasta parar en el blanco penetrandolo. Seguí disparando hasta que se me acabó la munición, oprimí el botón de liberación del cargador para cambiarlo por otro y pasé mi mano por la corredora para después apuntar de nuevo y  disparar.

—¡Armas abajo!—ordenó una mujer pelirroja uniformada quitándose los grandes audífonos que le impedían escuchar el estruendo en la habitación—¡Necesitan mejorar la puntería en especial los del extremo!—caminaba con las manos en su espalda mientras paseaba su mirada sobre nosotros—¡Celen!—llamó.

Me apresuré en salir de la fila para dar un paso enfrente y anunciar mi presencia, ella caminó hacia mí mientras yo continuaba mirando a la pared, sentí su mirada a mi costado hasta que estuvimos frente  a frente, solo que yo era más alta en comparación con mi hermano mayor.

—Necesitaré ver más—dejó salir un pequeño suspiro cansado—no me conformo con solo acertar en los blancos más difíciles—asintió levemente mientras retiraba el arma que sostenía en mis manos y con la correa se la colgó en el hombro—pero tienes mi atención.

Asentí, y elevó su dedo girándolo en señal de que dejáramos la habitación,  antes de retirarnos dejamos los grandes audífonos en la barra de cada sección donde nos encontrábamos practicando tiro.

Pasé la puerta metálica de la habitación y caminé hacia el exterior después de varias horas de entrenamiento por fin conseguí salir del edificio antes que me solicitarán a entrar en la sección de combates de cuerpo a cuerpo, ya había comenzado a llamar la atención y era agotador tener que quedarme a altas horas de la noche para ayudarles o seguir practicando para evaluar mis habilidades que apenas comencé a aprender en estos días.

Salí por las grandes puertas metálicas y observé el cielo carmesí mientras respiraba profundamente. El sudor manaba por mi rostro, cuello y brazos, deseaba entrar a una de las duchas del "granero" y recostarme al lado de Nicolás mientras que pasaba sus dedos por mi cabellera hasta caer en los brazos de Morfeo.

De solo pensarlo me agradó completamente la idea que comencé a separarme más y más de los demás que habían salido junto con migo del edificio después del entrenamiento. Caminaba por el estacionamiento de los camiones hasta llegar a la sección de los "graneros". Algunas personas se encontraban fuera sentadas en el suelo o junto un pequeño árbol que apenas les daba sombra. Continué caminando hacia el granero sin detenerme para hablar con alguien, aun no confiaba en aquellas personas que nunca había visto en mi vida en especial en aquellos hombres que comenzaron pequeñas peleas con el personal que terminaron encerrados en alguna parte de este lugar, escuché eso de Peter en el "granero", cuando fueron a almorzar un pequeño grupo comenzó una revuelta que las personas que estuvieron más cerca de ellos en salieron heridas por armas blancas.