Parte sin título 2

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Emma se despierta, literalmente, envuelta en oscuridad, no la que intenta apoderarse de su ser, otra, también profunda, la de la noche. Sabe que está en Storybrooke, pero no dónde exactamente. Sus ojos consiguen distinguir altas siluetas a su alrededor, inmóviles, lo que le hace tener la certeza de que está en algún sitio del bosque, al margen de la ciudad. Quizás en lo más profundo de este. La rubia siente frío, miedo y soledad. Se sienta y se abraza sus piernas, está demasiado débil para intentar levantarse.

La salvadora cierra los ojos y el primer recuerdo que la invade son los ojos de Regina, el desespero al verla siendo envuelta por las tinieblas, no sabe bien por qué de esa visión, pero desea profundamente que la alcaldesa esté con ella allí. No es que espere un abrazo o un cariño, pero tal vez el consuelo y el calor que solo su presencia es capaz de provocar en Emma.

Sus padres estaban allí. Hook, Robin...A la rubia no le gusta recordar a aquel hombre, aunque no entiende la incomodidad que siente siempre que lo ve cerca de Regina. Henry...su hijo. No, no solo su hijo. Hijo de Regina también. El recuerdo de una pequeña sonrisa, tímida, de alguien que tiene miedo a manifestar su alegría le golpea en el pecho.

«Regina...» un único nombre, un leve susurro entre los árboles, pero que es capaz de provocar una claridad en medio del bosque. Emma se asusta, pero consigue ponerse en pie. No puede pasar la noche en ese estado «Regina...» la luz se vuelve más fuerte y acogedora sobre ella, las lágrimas corren cálidas por su rostro.

La sheriff camina sin entender a dónde, sabiendo solo que necesita seguir. Se siente protegida con aquella luz blanca sobre ella y consigue olvidar, aunque fuera por algunos segundos, la oscuridad tomando forma dentro de sí. Algunas pasos más hacia delante y Emma encuentra una cueva. Sintiéndose aún débil y confusa, decide entrar y pasar la noche allí, abrigada del frío y de una posible nevada en aquella madrugada. La luz la acompaña. La cueva parece ser conocida por cazadores, hay resquicios de una hoguera y madera aún no quemada por allí. Emma se acomoda en el hueco entre dos piedras, que le servirá de catre, se echa y la luz desciende hasta el montón de deshechos y pequeños trozos, encendiendo la hoguera. Mientras contemplaba las llamas oscuras, recuerda un resplandor semejante visto en el fondo de los ojos de la alcaldesa, o la Evil Queen, no importa cómo la quieran llamar, para ella siempre será Regina.

«Sé que he hecho esto por ti, para que tengas tu final feliz...Sé que estoy siendo egoísta ahora, pero...la verdad es que querría que estuvieras aquí, Regina...» Confiesa Emma a la noche y el eco de sus palabras, aunque dichas en tono bastante bajo, reverbera en toda la cueva, haciendo que el nombre de la alcaldesa resuene a su alrededor, cosa que, de cierta manera, la consuela.

No pasa mucho tiempo y se queda dormida. Al otro lado de los sueños, alguien la espera.

«¿Señorita Swan?» la morena no entiende cómo ha ido a parar ahí, nunca había estado en aquel lugar del bosque de Storybrooke.

«¿Regina?» la rubia se levanta y camina hasta su inesperada visitante «¿Cómo...qué estás haciendo aquí?»

«Yo...te escuché llamándome, no sé cómo, pero estoy aquí» sin saber aún cómo actuar, la Evil Queen se acerca a la salvadora.

La cueva es oscura y Regina siente un escalofrío, no puede dejar que Emma se quede ahí, no es un buen lugar.

«No quería que estuvieras aquí» dice la sheriff como cierto pesar en su voz

«Pero...» la morena la mira confusa

«Deberías estar ahora con Robin. Él es tu final feliz...»

«¡Señorita Swan, mi final feliz no es un hombre!» acaba diciendo más seca de lo necesario, y percibe que su tono golpea a Emma de una forma que no pretendía.

Dark ParadiseDonde viven las historias. Descúbrelo ahora