Regina está sentada en el borde de la ventana de su cuarto en la casa de Morgana. Mira fijamente el horizonte, buscando el mar más allá de los árboles, caminos, jardines y montañas de la isla. Inhala profundamente y sus párpados se encuentran. La morena buscar en el aire el perfume de la mar y sonríe al olerlo mientras en sus oídos susurra el ondear de las olas.
La heredera de Avalon...
La revelación de su abuela retumba en su alma. ¿Cómo es eso posible? Regina entró en shock en la gruta de los espejos. Ya estaba frágil por las imágenes de su no-pasado, por la constatación de que su camino se entrelaza con tantos otros, en tantos niveles, que se había asustado. Y entonces se dio cuenta de que si hubiera desviado un paso hacia el lado de lo que presenció, jamás habría tenido a Henry, su niño, su pequeño príncipe. Tan suyo como si ella misma lo hubiera parido. Y jamás habría Emma Swan...la petulante rubia que le perturba todos los sentires y sentidos.
Morgana, al darse cuenta del estado de Regina, la había acogido en sus brazos y llevado a casa. Sabiendo que era el momento de dejar a la nieta sola, le preparó un té de flores y se marchó al jardín. Esperaría a que la reina la buscara.
Después de llenarse del mar y de sentirlo calmo dentro de sí, Regina toma valor para abrir el cuaderno que Taliesin le había entregado. Sonríe al encontrar la letra sencilla del padre, tan clara como siempre había sido su amor por ella. Hay anotaciones diversas en él, un trabajo botánico digno de toda una vida observando la naturaleza, estudiando sus minucias. Unas páginas más adelante, encuentra hechizos curativos detallados para las más diversas dolencias. El cuaderno le parece tan lleno de cariño y cuidado que Regina casi siente el toque de Henry en sus manos, al tocar el papel o pasar la página.
La noche ya se anuncia y la temperatura cae un poco en Avalon. La reina sabe que no puede huir para siempre de las preguntas que tiene y que tendrá que conversar con su abuela si quiere esclarecerlas. Aun así, no se siente preparada para escuchar lo que ya sospecha. La nostalgia de su hijo la invade con fuerza. La mirada perspicaz y tierna, sus maneras curiosas y tenaces, la testarudez. Su niño...tan parecido a Emma y a ella misma que, a veces, es difícil creer que Neal haya tenido alguna participación en él. La morena se recoge los cabellos en un sencillo moño y se encamina hacia el pequeño tocador que hay en el cuarto. Toma en sus manos un sencillo espejo, que le permite ver con precisión su propio rostro. Sin conseguir resistirse al impulso, hechiza el objeto y focaliza su pensamiento. En un instante, la imagen de Henry aparece y ella sonríe.
Mientras anochece en la isla, en Camelot aún parecer que es media tarde. Henry está sentado en una esquina del castillo con un instrumento de cuerda en sus manos que él no conoce. Parece conversar con alguien mientras intenta averiguar el mecanismo para producir sonidos del objeto que sujeta. Regina amplia su campo de visión y enseguida ve a Kevin, el arpista. Con algo más de magia, consigue escuchar la conversación entre los dos.
«¿Ya habéis estado en Avalon?» pregunta Henry
«Algunas veces...» el músico no lo mira, concentrada en su arpa
«¿Entonces tenéis magia?»
«Diría que las personas de la isla aprecian una buena música y les gusta entretenerse escuchando historias, cosa que es muy buena para mí, que soy un bardo. Y sinceramente creo que la música es un tipo de magia»
«Entonces, no es tan difícil atravesar las brumas, ¿verdad?» el muchacho lo mira, ansioso
«Ni lo piense, joven príncipe» Kevin lo mira a los ojos «Yo solo consigo atravesar las brumas sin perderme porque recibo un salvo conducto de la Dama del Lago. En caso contrario, jamás conseguiría pasar. Por favor, prometedme que no intentareis coger la barca» el arpista se pone serio y solemne.
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Dark Paradise
FanfictionTraducción del fic portugués del mismo título escrito por brullf. Emma Swan toma el lugar de Regina Mills y es arrastrada por las tinieblas, convirtiéndose en la nueva Dark One para que la alcaldesa pueda, finalmente, tener su final feliz. La reina...