Parte sin título 40

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Tras el almuerzo hecho por Emma con ayuda de Henry y algunas sugerencias de Regina, los tres se acomodaron frente a la chimenea de la cabaña para comer frutas y golosinas con una fondue de chocolate hecha por la morena. La alcaldesa y la sheriff aún están aprendiendo sobre cómo es formar, juntas, una familia. Se observan constantemente y descubren pequeñas cosas una de la otra. Swan adora las expresiones de su novia, de la Regina pensativa que se carcajea con la cabeza echada hacia atrás. Mills, por su parte, nota las pequeñas oscilaciones del verde de los ojos de su salvadora, que le indica el humor en que está.

En medio de las dos, Henry se siente inundado de amor, afecto y seguridad. Aquellas dos son su mejor cuento de hadas. De vez en cuando, mirando hacia ellas sin ser pillado, sonríe sin contención, solo agradeciendo al Universo la suerte de haber nacido Henry Daniel Mills Swan. Adoró cuando sus madres aceptaron jugar a juegos de mesa. Imagen y Acción sería, ciertamente, su nuevo pasatiempo favorito con ellas. Lo que no se imaginaba era que a su madre Regina se le diera tan bien los juegos de carrera en la consola, derrotándolos a él y a Emma con facilidad.

El adolescente también está aprendiendo sobre sus madres. Y ama cada nuevo descubrimiento. A pesar de no haberle gustado mucho al principio, después se echó a reír cuando Regina le dijo que Emma estaba usando su magia para descubrir las pistas al jugar al Cluedo. La rubia intentó negarlo, pero la reina sentía la magia de la salvadora y viceversa. El joven príncipe descubrió también que su madre morena adoraba hacer grandes puzles para pasar el tiempo y tenía algunos enmarcados en su cripta.

«Mamá, ¿conoces la escuela de magia de la que Merlín habló aquella vez en casa, donde da clases Dumbledore?» ahora los tres disputan una partida de War y Regina demostraba su habilidad como conquistadora de territorios, planeando trampas para los enemigos, y ni siquiera tiene que usar la magia, es una especie de don.

«Solo sé que existe, hijo. ¿Por qué?» la morena responde mientras demarca una parte más del territorio de Emma que había conquistado. La sheriff pone unos morritos adorables, realmente no le gusta mucho perder.

«Nada, solo quería saber...» el muchacho se encoge de hombros e intenta disimular

«Chico...» la rubia hace que la mire «Ni tengo que decirte que sé que estás mintiendo, ¿verdad?» Regina abandona el juego y mira la interacción de los dos, viendo al hijo enrojecerse exactamente como Emma cuando la pilla haciendo algo que no debe.

«Ok, siento curiosidad por saber cómo es aquello, quién puede estudiar en esa escuela y esas cosas...» se queda mirando a sus propias manos

«Henry» la voz de Regina es suave «¿Estás interesado en estudiar en una escuela para hechiceros?» no hay ninguna huella de censura en su habla. El muchacho respira hondo y mira primero a la sheriff y después a la alcaldesa.

«Es que...bueno...querría ser como vosotras. Adoro a los super héroes, adoro mis comics, pero...los libros de Harry Potter son mis preferidos desde siempre, las casas y lo que representan, las clases, los misterios, es todo tan increíble...» sus ojos brillan «Y querría formar parte de eso, de ese mundo de magia en el que nací» confiesa

«Querido, no sé si la escuela real es de hecho semejante a la Escuela de Magia y Hechicería de Hogwarts. Creo que casi todo lo que está en los libros fue creación de su autora. Los hechizos, por ejemplo, la mayoría de ellos no son reales o están bastante equivocados en cuanto a ingredientes y efectos» dice la morena

«¿Los has leído?» Emma la mira asombrada

«Bueno, Emma, ya que mi hijo está encantado con la historia y tú insistías en compararme con un personaje, pues sí, acabé leyéndolos, esta vez la saga entera, para opinar con conocimiento de causa cuando los dos charlarais sobre ello» una sonrisa enorme surge en el rostro de la salvadora y otra en la de Henry.

Dark ParadiseDonde viven las historias. Descúbrelo ahora