Parte sin título 26

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El día amenace soleado en Storybrooke. Sin nieve, sin nubes, solo el cielo azul, a pesar de la temperatura aún baja. En el loft de los Charming, Snow prepara el desayuno canturreando con los pajaritos posados en su ventana, mientras David cuida del pequeño Neal. Elsa y Mulan están perfectamente acomodadas en la sala y duermen juntas. Emma se despierta en su cuarto con aquellos sonidos familiares y sonríe. Sin embargo, inmediatamente sus pensamientos viajan hasta la mansión numero 108.

Habían dormido una frente a la otra, sin necesidad de decir nada, solo cerca, solo queriendo estar ahí. Emma había tardado más en entregarse al sueño, quería tener la certeza de que Regina de verdad estaba bien, que nada le pasaría, que nadie le arrancaría a la morena que dormitaba tranquila. Tan cerca...cuando se despertaron ya era de noche, y ella estaba echada sobre la reina, con la cabeza en su pecho, escuchando el corazón latir y enlazando su cintura con un brazo. La sheriff sonrió ante aquello y solo entonces percibió que alguien más estaba en la enorme cama de la alcaldesa: Henry.

Los dos conversaban bajito, pero aún así, lo suficiente para que Regina se despertara. A la rubia se le cortó la respiración al verla abrir los ojos, al ver que estos brillaban, vívidos y plenos. Emma a un lado, Henry al otro, los dos abrazando a Regina que se dejó envolver en todo aquel cariño. Estaba leve y tan linda que la salvadora casi sintió deseos de llorar.

La reina quiso levantarse y prepararles la cena, pero la rubia y su hijo no la dejaron. Hubo una pequeña discusión entre los tres y la morena acabó cediendo: pidieron pizza, por esa vez, comida que el Mago también apreció bastante. Después de que Henry y Emma recogieran la cocina, supervisados por Regina, los cuatro se dirigieron a la sala de la TV, donde la sheriff y el hijo se pusieron a jugar a los videojuegos y la alcaldesa sirvió helado como postre. Otra novedad muy bienvenida para Taliesin.

«Mamá, ¿él no te recuerda a alguien?» susurró el muchacho a su adversaria de juego

«También lo he pensado, pero no consigo caer...»

«¡Jo, ma, ya fuiste más espabilada!» se burla él

«¿Ah, sí? ¡Pues esta espabilada te está dando una paliza!» ella ríe y le revuelve el pelo al hijo «Pero ahora dime, ¿en quién estás pensando?»

Los dos miran, no tan discretamente para Merlín, que está analizando el cuaderno de anotaciones del padre de Regina junto con ella.

«Gandalf y Dumblendore» dice el muchacho lo más bajito que puede, aún así, los dos escuchan la risa del Mago y se sonrojan al ser pillados cuchicheando.

«No sabía que los conocíais» Taliesin comenta y Regina lo cuestiona con la mirada, pues no había escuchado lo que su hijo y su otra madre habían susurrado «Gandalf y Dumblendore»

«Espera un momento, ¿cómo que si los conocemos? Eso quiere decir que...» Henry encara a Emma, los dos boquiabiertos «¿Ellos...ellos son reales?»

«La última vez que los vi me parecieron muy reales»

«Esto es...» la rubia balancea la cabeza, incrédula

«¡Increíble!» completa el muchacho

«¿Puedo saber por qué estáis los dos así?» cuestiona Regina con la ceja levantada, la voz aterciopelada haciendo estremecer a Emma

«¡Gandalf y Dumblendore, mamá, los magos de El Señor de los Anillos y Harry Potter!» explica Henry como si fuese la cosa más obvia del planeta «De los libros que me regalaste y las pelis que hemos visto juntos, ¿recuerdas?»

Dark ParadiseDonde viven las historias. Descúbrelo ahora