Parte sin título 20

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Aún es de madrugada en Storybrooke. La hora marcada para que las fuerzas de defensa de la ciudad se encuentren delante del Ayuntamiento es las siete, y aún falta un poco para esa hora. Aun así, Robin Hood está despierto. El arquero acaricia los cabellos pelirrojos de Zelena, que está recostada sobre él, provocándole una agradable sensación de familiaridad.

Desde que la pelirroja había dicho que echaba de menos la intimidad y las caricias entre los dos, había intentado acercarse más a ella. Los dos ya no sienten recelos ante los besos, ante los pequeños, pero expresivos toques mientras pasan uno al lado del otro, y ven cómo la intimidad que compartían en Nueva York se reanima. Esta vez, sin mentiras entre los dos. La Wicked Witch había terminado por aceptar esos cuidados debido al embarazo y está todavía más cercana a Roland, cuidando del pequeño con un cariño que ni ella misma pensaba que poseía. Al permitirse amar a aquella criatura, no ve cómo ese sentimiento puede ser una debilidad, porque se siente más plena al permitírselo.

Robin intenta no interferir en la relación de los dos. Cuando están solos, sin embargo, alienta a la pelirroja, sabiendo lo mucho que a Roland le gusta ella y que puede ser recíproco. El arquero siente enternecerse su corazón cuando al llegar del trabajo ya se encuentra a Roland bañado, bien cuidado y jugando con Zelena en el suelo de la pequeña sala. Cosa que le recuerda que necesita cuanto antes un lugar para vivir con su familia.

El plan, sin embargo, tendrá que esperar a que aquella inoportuna guerra, que tiene que comenzar en pocas horas, acabe. Pensando en los posibles riesgos de aquello, Robin no se contiene y aprieta a Zelena contra él, lo que acaba despertando a la pelirroja.

«Milady...» le da un beso en sus cabellos, como si se disculpara por haberla despertado

«Buenos días...» Zel sonríe a pesar de la pereza y las ganas de continuar durmiendo «¿Ya es hora de despertar a Roland?» ella cierra los ojos una vez más y recoloca su cuerpo sobre Robin, recostándose completamente sobre el pecho del hombre, concentrada solo en escuchar su corazón latiendo.

«No, aún es muy temprano» pasea sus manos por los cabellos de ella y las baja por su espalda «Perdón por despertarte...»

«Está bien, creo que me gusta estar contigo» susurra algo desarmada, quizás por el sueño, cosa que provoca que él ría

«Hum...¿crees?»Robin se mueve, haciendo que Zelena abra los ojos y lo mire

«Sí, quizás me guste...» responde ella un tanto fría, pero sus ojos no esconden muy bien aquellos sentimientos

«Y yo creo que siento mucha nostalgia...» le aprieta la cintura, dejando claro lo que desea

«¿De qué exactamente, Robin Hood?» ella lo provoca presionando su cuerpo contra él, lo suficiente para que el fuera de la ley la empuje más hacia arriba y posea sus labios, lleno de deseo.

Zelena pronto cede a las embestidas de Robin. Quizás culpa a sus hormonas del embarazo. La verdad, sin embargo, es que también ella lo desea. Echa de menos su cuerpo junto al suyo, las caricias que solían compartir. A pesar de percibir que "Marian" estaba diferente en Nueva York, en el sexo los dos siempre se entendieron muy bien, desde la primera vez.

El arquero conoce el cuerpo de la bruja, sabe bien cómo tocarla y se deleita al besar su olorosa y suave piel. Su recompensa viene en forma de gemido quedo y mañoso, que lo alienta a continuar. Antes de volver a besarla, los dos se miran por unos instantes, un intercambio profundo y de entendimiento. Se sonríen y se hunden el uno en el otro.

Zelena decide no resistirse. Robin está entregado de verdad. Sus cuerpos se encajan y se mueven a un mismo ritmo, sincronizados, proporcionándose placer y alentándose el uno al otro. Aunque sabe que no le hará daño al bebe acurrucado en el útero de la pelirroja, el arquero prefiere no dejar el peso de su cuerpo sobre ella y la agarra con cuidado. La pelirroja, sin embargo, lo desea con ardor. Y resuelve el problema poniéndose encima de él.

Dark ParadiseDonde viven las historias. Descúbrelo ahora