Parte sin título 28

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Revigorizada. Es así como Regina se siente esa mañana. Tras dejar sus sentimiento por Emma Swan tan expuestos y recibir por parte de ella cuidado, sonrisas, besos y amor, la reina tiene la certeza de que no podría estar en otro lugar que no fuera ahí, en los brazos de la salvadora, Después de mucho conversar, de tantas otras copas de sidra y de comer juntas el maravilloso postre hecho por la abuelita, decidieron quedarse a dormir allí mismo.

La morena está acurrucada al cuerpo de la rubia, que la rodea con su brazo, protegiéndola, haciéndola sentirse segura. No es que Regina no sea capaz de defenderse sola. Solo que ya no quiere hacerlo todo sola. Desea compartir. Y entonces sonríe, cuando observa a la otra, estirada en la cama, serena, con los cabellos revueltos.

Cuando hace un movimiento para levantarse, es impedida por dos brazos fuertes, que la empujan otra vez hacia la cama.

«¿De verdad crees que puedes dormir conmigo y huir por la mañana, Regina Mills?» pregunta con voz ronca, somnolienta y con los ojos cerrados

«Buenos días también, Emma Swan» se coloca mejor y le da un beso a la sheriff «Y para tu información, no estaba huyendo»

«¿No? Entonces, ¿qué pretendías hacer?» le acaricia los sedosos cabellos, algunos mechones fuera de lugar

«Bajar y preparar el desayuno, pero ya que no quieres...» se encoge de hombros

«¿Has dicho desayuno con tortitas?» un beso «¿Desayuno con chocolate caliente?» otro beso «¿De verdad he escuchado desayuno con huevos y bacón?» empuja a la alcaldesa más cerca, haciendo que sus piernas se entrelazaran.

«Hum, ¿tenemos ahora a alguien interesada en dejar que me levante?» bromea Regina mientras se recuesta completamente sobre la rubia

«¿Sinceramente?» Emma se muerde el labio inferior al deslizar sus manos por el sinuoso cuerpo de la morena, yendo a parar en su provocadora y fina cintura «Lo que menos quiero es que salgas de aquí» Regina acerca el rostro y enseguida sus labios son tomados por los de la rubia. Un beso intenso, caliente, lleno de deseos y ansiedades.

«Hum...Emma...» al escuchar el ronroneo de la reina en mitad del beso hace que la rubia ruede por la cama, quedando encima, presionando su cuerpo con el otro, más pequeño, pero tan caliente como el de ella. Regina introduce sus manos en los cabellos claros, tirando, jugueteando, mientras comienza a besar el cuello, los hombros de la sheriff.

«Ah...» recibir el toque de los labios de la morena en otras partes de su cuerpo es abrasador. Emma podría vivir el resto de su vida así, siendo consumida por aquellas llamas, siendo saciada por los mojados besos, por la curiosa lengua.

Las manos inquietas de la rubia descienden por el cuerpo de la morena, descubriendo zonas que hacen que se estremezca, que arquee levemente la espalda; buscando la boca con avidez desesperada. Regina es tan intensa que casi duele.

«Emma...no» traba le brazo de la rubia que se acerca soterradamente hacia su intimidad.

«Yo...perdona» al escuchar aquella negativa, se siente avergonzada

«No, no te disculpes. Ni empieces a pensar, Emma Swan, que no te deseo, porque sí, lo quiero y mucho» aferra su rostro «Solo...vamos un poco más despacio, ¿bien?»

«Vale...bien...» le da una media sonrisa e intenta apartarse, pero Regina asegura sus brazos y piernas.

«Emma, mírame» y cuando sus miradas se encuentras, son profundas «¿Confías en mí?»

«Regina...»

«¿Confías, Emma?» la rubia resopla, mira un instante hacia un lado y entonces vuelve a mirarla.

Dark ParadiseDonde viven las historias. Descúbrelo ahora