Parte sin título 35

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La semana pasa sin grandes incidentes en Storybrooke. O quizás sí, ya que cierto joven, de nombre Henry Daniel Swan-Mills, apenas consigue esconder la sonrisa. Es el único que sabe de la boda de sus madres. El deseo del muchacho era correr anunciando la novedad por cada esquina de la ciudad. Regina y Emma, sin embargo, le habían pedido que guardara el secreto. Y el pequeño está respetando el deseo de ellas de mantenerlo, de momento, solo entre los tres.

El lunes fue de varios nuevos comienzos en la ciudad: Robin había comenzado su trabajo con los caballos, algo que lo dejaba bastante satisfecho. Pasaba casi todo su tiempo al aire libre y ya se había enamorado de los animales del picadero, sobresaliendo entre los cuidadores. Zelena, por su parte, había reabierto al heladería y, a pesar de la desconfianza de muchos moradores de la ciudad, cautivaba a los pequeños y adolescentes con su risa fácil y sus maneras guasonas. Tras la escuela, Roland se convertía en "su pequeño ayudante", feliz en poder ver a tanta gente, conversar con personas diferentes y estar más cerca de su "mamá". Imposible no enamorarse de aquellos hoyuelos y de las cautivadoras maneras del pequeño Hood.

Por la mañana temprano, Regina y Emma fueron a la apertura de la feria de ciencias y cultura de la escuela, no como alcaldesa y sheriff, sino como las mamás de Henry. Y las dos se sintieron muy orgullosas de ver cómo su pequeño presentaba el experimento de la botella azul, sorprendiendo a los compañeros y recibiendo elogios de la profesora. El muchacho no paraba de sonreír, especialmente después de que Grace se juntara a él. Finalmente, la salvadora admitía que los dos parecían estar bien juntos y la presencia de la chica ponía a su hijo más alegre y confiado.

Por la tarde, Maléfica y Lily fueron a ver la casa que Regina les había ofrecido. Emma lo sabía todo, aún así, se sintió más aliviada al saber que Ruby estaría con ellas. Ya había tenido pruebas de las buenas intenciones de la hechicera, pero aún así, la sheriff tenía celos. Las dos se quedaron encantadas con el inmueble y aceptaron la oferta de la reina para mudarse allí. Mal estaba trabajando de forma fija en el hospital con Whale. Lo ayudaba en el laboratorio y usaba sus conocimientos no para pociones, sino para medicinas, auxiliándolo en el tratamiento de quienes lo necesitaban. La relación entre madre e hija estaba cada vez más estrecha y Ruby no dejaba de sonreír con cada nueva sonrisa de su novia.

En el ayuntamiento, Regina se ganó la compañía de Elsa. La reina de Arendelle quería observar el trabajo de la otra y aprender más sobre administración, aprovechando también la experiencia de la alcaldesa para discutir sobre algunas mejoras que podría hacer en su reino. Mulan, por su parte, estaba estructurando y entrenando una guardia municipal. Muchos de aquellos que habían sido soldados en el Bosque Encantado, leales a Regina, se presentaron voluntarios para el trabajo, cosa que fue aprobada por el Consejo Municipal. A pesar de no admitirlo, la morena estaba feliz por compartir las responsabilidades de la administración de Storybrooke. La participación de la gente aceleraba el desarrollo de las decisiones y ya no necesitaba pensar sola en cada detalle para garantizar el buen funcionamiento de los servicios públicos de la ciudad.

Los días de aquella semana pasaron tranquilamente, asentándose la cotidianidad de los moradores de Storybrooke, sin maldiciones que los amenazase con nuevos villanos para robarles la paz. Casi ya no quedaban vestigios de las batallas contra los ogros y trolls. Los días en que la Dark One había amenazado la ciudad ya habían quedado definitivamente atrás. Y Emma podía caminar tranquila por las calles, sin miradas de miedo o de reprobación. Los ciudadanos de aquella encantada ciudad habían aprendido a perdonar.


El proyecto de reforma de la escuela fue presentado a los ciudadanos por el Consejo de la Ciudad y, por primera vez, Regina fue felicitada diversas veces por gente de la calle con admiración en la mirada. Emma y Henry estaban ahí para verla sonreír y recibir sonrisas.

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