Parte sin título 12

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A pesar de creer que la gran sale es una estancia más adecuada para aquella reunión, Snow está de acuerdo con Henry en acomodarse en la biblioteca y busca atenta cualquier señal, a fin de cuentas había sido ahí donde había encontrado la página con las ilustraciones de Emma y Regina.

August, Blue y Archie examinan algunos libros sobre Camelot, encontrados con la ayuda de Belle, que está concentrada en intentar entender el libro de tapa roja y sin título, con versos sobre Avalon. La joven está encantada con la belleza y el ritmo de aquella escritura, y no duda para nada que sea mágica.

Ruby y Lily están junto a Maléfica. Las tres comparten episodios de sus pasados y la hechicera les cuenta a las más jóvenes cómo había aprendido a lidiar con sus poderes y transformaciones, creyendo que la loba de verdad puede ser capaz de realizar sus mutaciones independientemente de la luna.

Charming y Henry juegan con Neal, cómodamente instalado en el regazo de su padre. El bebé ríe con las bromas de Henry y el muchacho piensa en cómo sería si tuviera hermanos. Cuando pequeño le había preguntado sobre aquella posibilidad a Regina, pero ella siempre cambiaba de asunto, hasta que él dejó de preguntar.

Todos los presentes esconden como pueden la angustia ante la llegada de Emma, Regina y Tinker. Fuera de la casa, nubes de humo rojo y lila se disipan dejando ver a las tres. El hada sonríe a las dos mujeres, contenta en poder formar parte de aquel trío mágico. Sin esperar por ellas, sale caminando delante.

«No estoy segura de poder hacer esto...» la sheriff duda cuando llegan al umbral de la puerta.

«Sé que puedes, Emma» la alcaldesa ofrece una sonrisa sincera «Pero tú también tienes que creerlo, esto...»

«Forma parte de la magia. Sí, me lo enseñaste» las dos se pierden por un instante en la mirada de la otra. Es como si una nueva complicidad se hubiera establecido entre las dos después de los juegos en la nieve.

Tinker ya había abrazado a todo el mundo y juega con Neal en su regazo. El bebé ríe entusiasmado en los brazos de la rubia, que siente como su magia se fortalece con cada nueva risa de aquella criatura.

«¡Mamás!» Emma y Regina aparecen, una al lado de la otra, en la puerta de la biblioteca. Si una u otra tuvieran algo más de valor, se habrían dado las manos. Henry corre hasta ellas y las abraza. La rubia se permite agarrar a su pequeño, ya no tan pequeño, y sentir el aroma amaderado de su perfume, revolviendo sus cabellos limpios y bien cuidados.

«¡Kid!» allí, en aquel breve momento, cuando se siente abrazada por su hijo y por su otra madre, la salvadora se permite creer que es capaz de estar ahí y no hacerle daño a nadie.

«Emma...» Snow mira a su hija con lágrimas en los ojos, está ansiosa por abrazarla, pero prefiere esperar su reacción. La rubia da un paso hacia delante, como decidiendo si debe o no, si merece aquella mirada de amor. Cuando la princesa abre los brazos, sin embargo, sus barreras caen y avanza hasta la madre y se deja envolver por su abrazo.

«Mary...»

«¡Hija! Tú...» mira a su pequeña por un instante

«¿Sabes que...?» Emma se refiere al episodio con su padre

«Lo sé»

«¿Y no me rechazas?»

«Sé que no fuiste tú, Emma» le acaricia el rostro «Y estoy feliz de que hubiera alguien a tu lado para traerte de vuelta» se refiere a Regina, que recibe la mirada de Snow y aprieta a Henry contra ella.

«Emma...» David se levanta con Neal en sus brazos. Snow se dirige a él y coge a su hijo, y se dirige hacia su madrastra y nieto.

«David, yo...» sin esperar a las palabras de la hija, cubre la distancia a pasos apresados y la abraza.

Dark ParadiseDonde viven las historias. Descúbrelo ahora