14 - Olvido.

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No podía parar de pensar en lo que me dijo el Felipe, sus palabras vagaban en mi mente, cómo es posible que pueda decirme esas cosa, no lo entiendo, se supone que él es mi amigo, no puede decirme eso, tampoco podía de pensar en que él me hizo mujer, fué la primera persona a la que me entregué en mi vida, y en la que siempre confíe, con lo caliente que es, yo lo quise de verdad y eso él no lo valoró y eso me duele de él, que no valorara mi cariño, ese cariño que existía en el momento.
El día estaba helado, hacía bastante frío, el Chris no estaba en la cama y la Sami, creo que debe de estar jugando, me da una flojera terrible levantarme de la cama está tan rica que se me hace difícil pensar en querer levantarme, pero no me queda de otra, rápidamente me bañé y me vestí, ordené lo más que pude la pieza, tendí la cama y bajé, la Alicia tenía el desayuno listo, primera vez que veía que esta niñita hacía algo, bajo y está el Felipe hablando con ella, y la Sara al lado, callada cómo siempre tomando té.

-- Buenos días familia❤.- saludé.

-- Buenos días.- respondieron los 3.

-- Y la Sami.

-- Salió con su marido.- respondió la Alicia.

-- Oka.- respondí.

-- Buena, alecita, mi niñita, durmió bien?.-me respondía el Felipe cateteandome.

-- Sí, gracias.- respondí super pesada.

-- Que eri pesada hueón.- respondió él.

-- Ya, ya?.

-- Y nada hueón.

-- y tú Sara, cómo amaneciste?.

-- Bien, bien Ale todo bien no te preocupes.

-- Me alegro mi niña.

-- Logré descansar, pero tu amigo no me podía dejar dormir.

-- Por qué?.

-- Me preguntaba cosas a cada rato.-respondió riéndose.

-- Este loco es super caliente, ten cuidado.

-- Habló la picá.- respondió el Felipe.

-- Cállate, tú mejor.

-- Calleme.

-- No.

-- Uy, tiene miedo.

-- Ya.

Me paré enojada y me fuí a la pieza, sentí que alguien venía detrás mío y era él.

-- Qué huea querí Felipe.

-- Oye, hablemos.- respondió agarrandome el brazo.

-- No, déjame tranquila.

-- Pero, porqué no podí hablar.

-- Porque no quiero, entiendes?.

-- No, no entiendo.

-- Déjame tranquila por la cresta.

-- No.

Estaba alegando con el Felipe sin darme cuenta que estaba la Alicia en la pieza de Sara haciendo el aseo.

-- Déjame Felipe.

-- No te voy a dejar, sabi lo que se siente que la mujer que quiero en mi vida está casada con un pobre hueon que no sabe valorarla, y que la Samanta hubiera sido MI HIJA y no la del Chris, desde que te ví te quise eres la mujer que siempre deseé en mi vida, eres la mina más hermosa que e conocido en mi vida, eres madura, eres todo lo contrario a mi, siempre me ayudas, y yo hueon me aproveché de tu inocencia, y fuí muy hueon, si soy padrino de la Sami es por que es la única manera de tenerte cerca mío,  yo a la Sami la amo cómo si fuera mi hija.

-- Pero qué huea estás diciendo Felipe, por la cresta, se te calló un tornillo, yo al Chris lo amo, es el mino que amo y que quiero en mi vida, no podí decir eso ahora, mira, tú tuviste tu tiempo y se acabó, no supiste aprovecharlo y eso no es mi culpa debiste ser más vío pero ahora ya no se puede.

-- Por que no?.

-- Eres solo mi amigo, que más esperas?.

-- Por qué núnca me quisiste?.

-- Y quién quería en su vida a un pobre hueón que para el, todo es sexo, dinero, minas fáciles, date cuenta de lo que estay diciendo Felipe por la cresta, te juro que me llegas a dar asco, no te entiendo, hueón, estube mucho tiempo enganchada de ti, no te day cuenta, siempre que te veía, se me hacía la media sonrisa en la cara, solo con verte yo era feliz, cuándo tuve relaciones contigo me sentía en las nubes, eras el primero en mi vida, y ni eso te importo y eso me da rabia, me da rabia que ahora, que ya ha pasado mucho tiempo, llegay y me deci esto, date cuenta, de la mierda que me dices.

Terminaba de alegar eso con el Felipe y llega el Chris.

-- Pasó algo?.

-- No nada, solo estábamos hablando.

-- Segura amor.- preguntó.

-- Sí.-respondí.

-- Yo mejor me voy.- respondió el Felipe.

Se fué y me fuí a la pieza, el Chris me siguió, y me dió tanta rabia que me puse a llorar, el Chris me miraba y no sabía que hacer se acercó a mi y me abrazó, sentía su abrazo tan acogedor, no quería núnca salir de ahí, de sus brazos, amaba su perfume, amaba el olor de su piel, amaba su calor, amaba todo de él, me encantaba por completo este hombre, cuándo me miraba, no sabía que más hacer, sentir sus ojos penetrando los míos, ver su boquita, lo único que atiné fué a abrazarlo y a besarlo, quería que nuevamente me hiciera suya, que me dijiera que me amaba, que me desea, que soy solo suya, y él es solo mío, me volví a entregar en cuerpo y alma a él, el hombre que me había enamorado por completo, sentir su piel desnuda me hizo llegar al cielo y volver de un segundo a la tierra, sentir su respiración, sus orgasmos, me hizo entrar en transe y solo pensar que él y yo existiamos en este mundo, me ha dicho tantas veces te amo, que les juro que les sería poco, 100.000 cuadernos para escribirlo, lo amo y siempre lo amaré, y nadie podrá cambiar eso.

Del hombre que me enamoré.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora