20 - Gonzalez.

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Amanecía en el hospital y ya tenía como 8 vasos de café en la sangre no podía dormir y mis nervios estaban comenzando a crecer cada vez más, aún no tenía ni la menor idea de lo que le había pasado al Felipe, aún no sabía nada de el y estaba super preocupada, el Chris se había ido a la casa a buscarme ropa de cambio y, a cuidar, a la Sami, ya que ella se había quedado con mi mamá estaba muy preocupada la verdad, sentía que todo iba mal, hace solo un mes había ocurrido ese mal momento con la Ashley y ahora esto, no puedo permitir que el muera, no es el momento.

No es por que yo lo quiera, es por qué algo me dice que el Felipe aún tiene una gran misión en este mundo, hay muchas cosas de las cuales me gustaría que el, supiera, hay muchas cosas de las cuales le negué por muchos tiempos y viendo el momento, sería algo lindo que el supiera muchas cosas que me tienen comiendo por dentro cada día.

Levanté la mirada y venía la Sami corriendo a mis brazos y el Chris atrás con un bolsito y unos café para tomar desayuno.

-¡Mamá!.- decía Sami.

La verdad, escucharla decir eso, me llena el alma.

-¡Bebé!.- respondí.

Me acerqué corriendo a sus brazos, a darle unos besos, con tan solo sentir a mi hija, me hacía muy feliz, ver que una criaturita tan pequeña puede hacerme muy feliz, siento que la Samanta es la unica persona que nunca me ha desepcionado y que núnca lo hará por siempre cuidaré siempre de ella, independiente de todo lo que suceda, venía el Chris atrás con ropa de cambio para mi y me decía que estuviera tranquila que ya nada va a pasar que todo estará bien pero, ¿por cuánto tiempo?.

No entiendo la vida y creo que núnca podré hacerlo, ¿por qué los buenos mueren y aún los malos siguen aquí?, ¿será que Dios los tendrá aquí para hacerlos sufrir?, ¿Existe Dios?, son preguntas sin respuesta y por más que pregunte núnca creo encontrar la respuesta o la razón, soy muy creyente que el Karma se encarga de todo y de todos, pero lo veo difícil.

Por más que intentaba preguntarme qué había pasado con el Felipe no entendía, esta bien, lo reconozco peleamos, me molesté en su momento, pero es que no puede tener sexo en mi casa, y con la nana de la casa sabiendo él que la tipa me tenía mala o que de algún modo me quería cagar y hacerme sentir mal,  cómo no lo logró con Chris, el camino más fácil era Felipe y veo que lo logró.

Mi interés por saber de su estado era mayor, aún no entiendo, ¿por qué? Tengo esa iniciativa de saber de él, es mi amigo, sí, pero estoy molesta, pero creo que todos en su sano juicio lo harían.

Me gano en los pasillos, el Chris y la Sami ya se habían ido, y las demás aún no despertaban, me ubique cerca del pasillo, y diviso a un pequeño, sentado, no superaría los 4 años, era varón, vestía de unos busos azules, un polerón verde, lo observaba se veía cómo si esperara a alguien, miraba dentro de una habitación pero, ¿qué buscará?, mi inquietud crecía, y me acerqué a él.

- Cariño, hola, ¿estás solito?.

- No.- responde el, muy fríamente.

- ¿Le pasó algo a tu mamita?.- pregunté.

- No, no le ha pasado nada, es solo que la estoy esperando, ella está adentro.

Me llamó la atención y observé dentro de la habitación, no pude ver a nadie, así que, me entró la curiosidad.

- No veo a nadie dentro.- respondí.

- Es que solo yo puedo verla.

Quedé paralizada, con el "solo yo puedo verla".

- ¿Tienes frío?.

- No, estoy abrigado.

- ¿Cómo te llamas?.

- Cristian.

Cristian, era el nombre con el que siempre quise llamar a uno de mis hijos.

- Que lindo nombre, yo me llamo Alejandra.

- Igual que mi mamá.

- ¿Tu mamá se llamaba así?.

- Sí.

- Que bien.

- Sí.

Me respondía el, cortantemente y agachando la cabeza, siento que algo esconde, pero aún no sé qué es, se ve muy pequeño, pero es maduro para su edad.

- Si tienes frío, me avisas, ¿bueno?.

- Yo me tengo que ir, mi mamá se fué.

Se perdía entre los pasillos, corriendo, no entendía, la razón por la cuál aquel niño esperaba a alguien en una habitación donde no había nadie, nisiquiera habían rastros de que alguien, hubiera estado ahí.

Venía una enfermera por el pasillo revisandl unos papeles, pero me curiosidad fué mayor.

- Hola, buenas, Alejandra.

- Hola, dime, ¿te ayudo en algo?.

- No, gracias, sabes, mi amigo tuvo un accidente, Felipe Gonzalez.

- Aaa, el chico que chocó en una carrera clandestina.

- Sí, pero ese no es el punto, el punto es que, me llamó la atención había un pequeño aquí, no superaba los 5 años, me acerqué a él, por la curiosidad de, que tan temprano podría estar un niño aquí, y le pregunté si tenía hambre o algo y me dijo que esperaba a la mamá, pero después me dijo que su mamá ya se había ido y se fué.

- Aaa, Cristián sí, es un pequeñito que perdió a su mamá, su papá era alcohólico, y el papá incendió la casa, discutió con la mamá y incendió la casa, Cristian no estaba ahí por suerte, la mamá murió de las quemaduras que sufrió y su papá se suicidó.

- Pe... Pero ¿dónde murió la mamá?.

- En aquella habitación, es común que siempre esté por aquí, no acepta que su mamá murió.

- Y que es de él.

- Vive en la calle con una pareja de abuelitos, nadie de su familia quiso tener a cargo su custodia.

- Por Dios, que terrible.

- Sí, así es, nosotros, de vez en cuándo le damos comida o le ayudamos en lo que podemos.

- Yo vendré a ayudarlos más seguidos de verdad, me haré cargo yo misma de los gastos de Cristián, no es posible que sufra de esa manera.

- Gracias de verdad.

- De nada.

- Un gusto, Jazmín.

- Alejandra Monsalves.

Se fué aquella enfermera, y yo no podía contener las lágrimas, está solo, tendrá que pasar hambre, frío, necesitará a su mamá, necesitará cariño, de verdad me rompe mucha esta situación, ¿así lo habrá pasado el Chris, después de perder a sus papás?.

Del hombre que me enamoré.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora