Capítulo Dos

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Capítulo dos.

Juro que quiero sacudir a Eva. Todo lo que hace es observarme haciéndose la muy interesante sin decir nada. Ella sabe cuánto odio los silencios, soy alguien al que le gusta el ruido para saber que no está sola.

Estoy a segundos de perder la clase y comenzar a maldecir e insultar sin culpa alguna, pero por suerte sonríe y eso me indica que va a dejar su estupidez para hablar.

—Este es un caso muy delicado y confidencial, Elanese.

—Lo capto.

—Debes firmar un acuerdo de confidencialidad.

— ¿Qué? ¿Por qué?

— ¿Es que no me sigues? ¡Porque es confidencial!

—Nunca se ha hecho eso.

—Nunca se trató de una figura pública.

— ¿Estamos ayudando a Angelina y Brad a conseguir un nuevo hijo?

Todo lo que Eva hace es abrir la boca impresionada y río, dejar sin habla a Eva es de mis cosas favoritas. Ella es tan conservadora y tradicional que es fácil impresionarla.

—No es gracioso.

—Pues a mí me dio risa y mira que fue mi propio chiste.

— ¿Así pretendes ayudar a establecer una vida estable para esa niña?

—Sé que puedo hacerlo. Está bien, puedo firmar el acuerdo sin problema alguno.

—Eso espero, porque Kelly estaba muy interesada en este caso.

— ¿Qué? ¡No! Jamás te hubiese perdonado que se lo dieras a ella. Kelly me odia.

—Esto no es la escuela.

—Bueno díselo a ella—suelto un bufido—. Además, ella se especializa en los casos de adolescentes, por lo cual me compadezco de esas pobres criaturas.

—No toquemos ese tema, ella hace bien su trabajo.

Cosa que no puedo decir yo. Entiendo la directa que va justo a mi revoltoso corazón.

—Entiendo.

—Te quiero felicitar, fue un muy buen informe ¿Leslie te ayudó?

— ¿No crees que pueda hacerlo sola? — no puedo negar que eso duele.

—No he dicho eso.

—Pero lo insinuaste. Lamento decepcionarte, pero lo he hecho sola, todo lo que Leslie hizo fue enviarme buena suerte.

—Bueno, te felicito. Tienes una redacción impecable y me gustó como lo estructuraste.

—Bueno, no puede decirse que pasar tanto tiempo en papeleo no me ayude a aprender.

—Elanese.

—No lo estoy diciendo por mal, relájate.

Se recuesta de su silla observándome. Conozco demasiado bien a mis hermanas, incluso si con Eva mi relación nunca ha sido la mejor o más amorosa, y sé que está comenzando a dudar de su decisión.

— ¿Puedes hacer esto, Ela?

—Sé que puedo. Solo dame está oportunidad, por favor.

—Está bien. Entonces aquí está— me extiende un fajo de papeles encuadernados—. Este es tu acuerdo de confidencialidad hecho por un abogado, debes firmarlo y entonces empezarás.

La D no es por Dexter (BG.5 libro #4) Disponible en libreríasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora