Epílogo

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Epílogo.

19 de diciembre, 2015.

—Permiso, permiso —Me disculpo pasando entre los asientos.

¡Dios! En este momento soy una de esas personas molestas que hace a todos quejarse al evitar sus piernas y pies para llegar a mi asiento. Les doy una sonrisa a todos, pero eso no disminuye el nivel de molestia de algunos. Que sensibles y gruñones son cuanto falta tan poco para navidad.

Mi sonrisa crece cuando me topo con la mirada de Dexter, él enarca una de sus cejas y por un momento me detengo cuando muerde ese delicioso piercing que tanto amo atrapar con mis dientes, lamer y succionar, con el que me gusta ser juguetona. Él idiota lo sabe porque su sonrisa se vuelve burlona y sus hombros se sacuden en una risa.

— ¿Piensas continuar tu camino y terminar de molestar? ¿O serás todo lo que veremos?

—Lo siento —Qué hosca es la mujer. Veo a quien supongo es su esposo, le sostiene la mano, a su lado y ella lo golpea en el brazo.

—Deja de mirarla.

Avanzo antes de que la mujer la agarre conmigo y no con los ojos de su esposo. Dexter se está estremeciendo todavía más cuando termino de llegar. Tomo asiento y golpeo su hombro con mi bolso.

—No es gracioso.

—Por la mierda que para mí lo fue, sobre todo cuando pareció que te pusiste toda caliente y húmeda observándome desde allá.

—Cállate —Pero también estoy riendo.

Me inclino y presiono mi boca sobre la suya en un beso rápido o eso pretendía, pero por supuesto que él tiene otros planes cuando mordisquea mi labio inferior y lo atrapa en una lenta succión. Me besa por largos segundos y cuando se aleja un poco no puedo evitar suspirar. Gracias al cielo por darme la oportunidad de recibir besos de Dexter Jefferson.

—Llegas tarde —susurra contra mis labios.

—No tanto, aun no comienza.

—Es verdad —Me sobresalto ante la voz de al lado de Dexter y me sonrojo cuando noto que se trata de su mamá—. Hola, querida.

—Hola, Hannah, ¿Cómo estás?

—Muchísimo mejor que la semana pasada, me siento bien, pero este hijo mío terco no quiere quitarme la vista de encima.

—Ya, pero tú también querías venir aquí, Hannah.

—Se dice mamá —Le pellizca la mejilla y Dexter sonríe girando su rostro para besar su mano.

—Lo sé, mamá.

Sonrío. Hace una semana Hannah estuvo internada por unos pocos días en la clínica debido a un percance en su salud. Sus hijos, como era de esperarse y entendible, estuvieron enloqueciendo, Dexter estaba fuera de sí, tanto que cuidé de Skylie mientras él se mantenía en la clínica para cerciorarse que ella estuviese bien. No es un secreto que Hannah Jefferson necesita un trasplante de corazón, pero aun no aparece uno que sea compatible y está esa lista de espera donde ella es la segunda. Sin embargo, el doctor dijo que podría controlarse por un tiempo más con el tratamiento, medicinas, que toma cada día en una hora puntual.

Y ahora ella se ve bien, sonriente, bromista y hermosa como siempre. Estira su mano y toma la mía para darle un suave apretón por sobre Dexter, él rueda sus ojos, pero no borra su sonrisa.

—Gracias por soportarlo. Agradezco a mis nueras y mi yerno por aguantar a mis testarudos hijos. Sé que a veces son insoportables, pero son adorables ¿Verdad?

La D no es por Dexter (BG.5 libro #4) Disponible en libreríasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora