Capítulo veintitrés.
17 de mayo, 2015.
Dexter ríe mientras me escucha hablarle de otra de las travesuras de Arthur de bebé. La verdad es que no nos hemos levantado de esta cama y aunque hay mucha tensión sexual, todo parece ir con calma. Me sorprende que hemos estado conversando tanto y riendo.
Él me ha asegurado que Skylie se encuentra con sus padres, que desde temprano lo está y el que se quedara con ellos ya había sido organizado.
—Tu sobrino suena a que era asombroso, aunque no lo pongo ni una pizca en duda, cuando lo conocí me pareció un guerrero excepcional.
—Arthur era de esa clase de niños con chispa que difícilmente no te gusta. Era creativo, divertido, gracioso y amoroso. Siempre supo que luchaba una enorme batalla y aun así nunca se rindió o deprimió. Siempre trató de darnos sonrisas. En su rostro nunca faltaba una sonrisa.
—Mr Smile—sonríe—, una jodida canción espectacular para un guerrero maravilloso.
—Sí...A veces es muy rudo, porque hay días en los que caigo en cuenta de que no lo veré de nuevo y se siente mal, pero entonces yo pienso en Leslie, ella debió dejar ir a su hijo, tiene que ser duro. Ella sale adelante, pero sé que tiene días horribles en los que la tristeza parece enorme.
»Háblame de ti—Pido porque hablar de Arthur en ocasiones me desarma.
— ¿Qué quieres saber? Hay muchas cosas jodidas de mí, asombrosas y no asombrosas.
— ¿Cómo fue todo el proceso cuando llegaste con tu nueva familia? Espero que esta pregunta no sea demasiado personal.
—No suelo hablar mucho de ello, no por vergüenza o pesar, solo que me parece algo tan íntimo de mi familia y malditamente especial que no lo comparto con muchas personas.
—Lo entiendo.
—Pero, voy a decírtelo—retira cabello de mi rostro antes de acariciar mi espalda desnuda mientras habla—. Estaba muy triste cuando estaba en una casa hogar, la gente no era mala conmigo, pero no abundaba amor, además teníamos tan poco y había tantos niños para tan pocos padres que era inevitable pensar que nunca me tocaría tener padres para mí.
»Mis padres, Hannah y Carter, no estaban interesados en adoptar, pero una vez mamá fue a un almuerzo en una casa cercana a donde estaba la familia con quien me encontraba en ese momento mientras la casa hogar se encontraba muy llena—ríe—. No recuerdo muy bien, pero ella siempre me lo recuerda. Yo estaba jugando con una pelota pero a ella se le cayó su bolso y yo me acerqué a ayudarla.
—Adorable.
—Tenía casi seis años, ella dice que yo era la cosita más bella que vio que no viniera de ella—vuelve a reír—. Intentó darme un caramelo por ayudarla, pero le dije que no podía tomarlo. Sin embargo, con ropa súper limpia ella se sentó a hablar conmigo en el césped nada bonito de la casa donde me quedaba.
»Dice que le conté una historia sobre pájaros, arcoíris y que le dije que sabía contar hasta el número cincuenta, por lo que me escuchó. La señora encargada de mí, en ese tiempo, se asustó, no la culpo. Una adulta sentada hablando y riendo con un niño que era su responsabilidad por asignación del Estado era para cagarse en los pantalones. Así que la corrió, pero mamá vino más seguido a visitar a su amiga y luego trajo a papá quien jugó conmigo futbol.
Sonrío imaginando al pequeño niño que repentinamente tuvo a dos adultos visitándolo y jugando con él.
—Comencé a estar ansioso de verlos, mamá me hablaba de su hijo, que seguramente nos encantaría jugar juntos y de una cosita dulce que llamaba su nena. Yo no sabía que ellos habían decidido adoptarme. Ellos suelen decir que apenas me vieron supieron que yo debía estar con ellos, que los cautivé con todo lo que decía, incluso desde pequeño los números se me daban muy bien, así que sabía contar hasta números altos y papá dice que era un niño divertido que de alguna manera creaba un chiste.
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La D no es por Dexter (BG.5 libro #4) Disponible en librerías
RomanceDexter Jefferson tiene la palabra desastre adherida a su nombre y últimamente eso parece estar más que científicamente comprobado. La prueba de ello puede ser el corazón roto que el mismo se encargó de obtener. Dexter puede ser persistente, terco y...