Capítulo Veintiuno (Parte I)

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Capítulo veintiuno. (Parte I)


— ¿Alguien te ha dicho alguna vez que eres malditamente preciosa? —susurra, siento el tacto frío de su piercing contra la esquina de mi boca, suspiro.

—Mi papá y mis hermanas—mi respuesta lo hace reír.

—Otras personas tuvieron que decírtelo.

—Tal vez...Pero dudo que justo ahora quieras hablar de mi exnovio.

—Una patada en las pelotas duele menos, pero...

— ¿Pero?

—Yo creo que eres malditamente preciosa y muy sexy. Bastante. Jodidamente mucho.

—Quieres gustarme.

— ¿Ya no lo hago? —sus ojos me miran divertido mientras roza sus labios contra los míos, honestamente no sé cómo me mantengo de pie.

—Muy confiado—ubico la palma de mi mano contra el lado izquierdo de su pecho y me sorprende descubrir y sentir lo rápido que está latiendo su corazón.

—Solo estoy rogando gustarte aunque sea un poco.

Oh, mira, parece que Dexter Jefferson tiene un poco de ingenuidad, de lo contrario no me explico cómo es que no nota que quiero saltar sobre él, que he desarrollado una atracción y química impresionante. Que lo veo y pienso en besarlo, que rompí muchas reglas por él, que justo ahora mi corazón late igual o mucho más loco que el de él.

Siempre he sido muy transparente con cómo me siento, digo, soy buena mintiendo mientras evada los ojos de la persona a la que le mienta, pero cuando siento, todo es tan claro en mi rostro.

No puedo evitar sonreír mientras lo observo, la mano que no mantengo contra su pecho acaricia su barba contra mi mano, nunca he salido con un chico que mantenga barba así sea poca, pero quizá se trate de que prácticamente tuve pocas citas en mi adolescencia y en mi vida adulta solo salí con Henry.

— ¿Qué me dice esa sonrisa? —susurra.

—No lo sé, mantenlo profesional, Dexter, profesional.

Eso lo hace echar la cabeza hacia atrás y reír, luego sus manos van a mi rostro y lleva su boca sobre la mía.

Hay este pequeño momento de euforia al darme cuenta que al hacerlo no estoy rompiendo ninguna regla, porque él no es mi trabajo o responsabilidad.

Hay pequeñas presiones de besos cortos que me animan a abrir mi boca y cuando lo hago él no pierde tiempo y me besa a profundidad mientras sus manos bajan por mis costados hasta detenerse en mi cintura y envolver sus brazos a mi alrededor, pegándome totalmente a su cuerpo e incluso logrando que arquee mi espalda. Consigo llevar mis brazos alrededor de su cuello y mis manos en la parte baja de su nuca.

Honestamente he recibido buenos besos en mi vida, incluso Henry era muy bueno en ello, pero Dexter Jefferson es otro nivel porque él parece estar entrenado para dar el tipo de besos que no olvidas. Me hace jadear mientras su lengua acaricia la mía, me hace estremecer mientras mordisquea mi labio inferior antes de continuar besándome y me hace gemir muy bajo cuando presiona aún más todo su cuerpo contra el mío. Me hace enloquecer y posiblemente desfalleceré.

Me anima a retroceder para que entremos en mi apartamento, cierra la puerta de algún modo y recuesta su espalda de la puerta mientras continua abrazándome. Me da un beso corto antes de recostar su frente de mi cuello. Ambos tomamos respiraciones dificultosas. Estoy terriblemente agitada, siento mi boca inflamada y apuesto que mis pupilas están dilatadas porque de alguna manera este beso ha despertado una muy notable tensión sexual.

La D no es por Dexter (BG.5 libro #4) Disponible en libreríasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora