Capítulo treinta y siete.
No le respondo, me tenso y él lo nota. Se incorpora y se aleja lo suficiente para poder observarme. Sus ojos se encuentran irritados e inflamados por haber llorado, su nariz rojiza al igual que sus pómulos.
—Elanese, ¿Qué no me estás diciendo?
Meto cabello detrás de mi oreja y mientras lo observo me repito de nuevo la pregunta: ¿No puedo sacrificarme una vez más para que él sea feliz? ¿Podría yo resistir otro golpe?
Siempre me he obligado a bloquear esa noche, a no reconocer las manos en mi cuerpo, el dolor, embistes y un sudor que no era mío. Cierro mis ojos para bloquear de nuevo esos recuerdos y me doy cuenta de lo evidente: aunque yo quisiera, no puedo. No soy tan fuerte, no puedo hacerlo de nuevo. Hacerlo me rompería y nunca podría unir de nuevo mis pedazos.
Abro mis ojos de nuevo, encuentro la mirada preocupada de Dexter y lamento tanto no poder hacer esto por él. Tener el poder de darle felicidad y no ser capaz. Me duele el alma por ello.
—Lo siento. No sé cómo reaccionarás a lo que diré y desde el principio quiero disculparme.
—Este no es un buen comienzo, es una putada, pero está bien. Te escucho.
—Conozco a Miranda Miller —El desconcierto ante mis palabras es evidente en su rostro—, pero todo tiene una explicación.
—Sí...Como que estoy suponiendo eso para no enloquecer —Me da una sonrisa dudosa.
En nuestras cabezas muchas veces tenemos en claro todo lo que queremos decir, sin embargo a la hora de enunciarlas, nuestra voz no sale o nuestra lengua se enreda tanto que nada se entiende. Me suceden ambas cosas y las cejas de Dexter se fruncen.
Comprendo que tengo miedo. No de Dexter, de la situación. De nuestras decisiones, de decir en voz alta que tuve el poder de que Skylie volviera con él y me negué por mi propia salud mental.
—Estás asustándome —susurra y es una de esas pocas veces en la que está completamente serio.
Me pongo de pie y me abrazo a mí misma, no dejo de observarlo y por la manera en la que me mira, sé que está a tan solo instantes de perder la paciencia de esperar mi respuesta.
—Miranda Miller trabaja para el hombre que...Me compró aquella noche —Comienzo y veo la manera en la que su mandíbula se tensa—. Ella tiene alguna especie de vínculo con él.
—Entonces, cuando esa jodida mujer apareció en mi apartamento...
—Sí, yo sabía que era ella —completo en voz baja—, pero no dije nada porque tenía miedo a que ella me reconociera y luego estaba la noticia de Ally...
—Suenan como excusas, Elanese —Lo dice con delicadeza, como si temiera herirme al lanzarme palabras que siento tan reales—. Me estás diciendo la verdad, pero de inmediato estás dándome excusas como si temieras de mí...
Guardamos silencio, él se pone de pie y camina hacia mí. Se detiene justo al frente.
» ¿Temes de mí? ¿Piensas así de mí, Elanese?
—No, pero no quiero que pienses que soy egoísta.
— ¿Por qué lo creería? Eres una de las putas personas con mejor corazón que conozco. Eres increíble —Estira su mano a mi mejilla y sus dedos me acarician, muerdo mi labio tembloroso—. Cuéntamelo. Sé que debo demostrarte que confío plenamente en ti y que puedes confiar en mí, pero no voy a juzgarte, nunca lo haré.
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La D no es por Dexter (BG.5 libro #4) Disponible en librerías
RomanceDexter Jefferson tiene la palabra desastre adherida a su nombre y últimamente eso parece estar más que científicamente comprobado. La prueba de ello puede ser el corazón roto que el mismo se encargó de obtener. Dexter puede ser persistente, terco y...