Capítulo Trece

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Capítulo trece.



30 de abril, 2015

Jueves. Mi cumpleaños cae un día jueves en el que la oficina está agitada y yo transcribo lo que llevo hasta ahora del caso de Skylie a la computadora para pasarlo a un pendrive y copia de seguridad, porque bueno, siempre será bueno tener más de un respaldo, más si las notas son escritas.

Eva me ha regalado una cesta de frutas con forma de flores, es francamente hermoso, pero dudo que me coma todas esas frutas antes de que se dañen lo cual me hace sentir culpa por las personas que no tienen nada que comer.

Mi celular tiene muchas notificaciones de mis nuevos doscientos diez amigos de Facebook deseándome un feliz cumpleaños y esperando con ansias la fiesta del sábado. Papá ya me ha felicitado y Leslie fue la primera en hacerlo con una vídeo llamada.

Hay varias cosas que hago el día de mi cumpleaños: bloquear los malos recuerdos de mi cumpleaños número veinte, comer dulces, ver una película y pensar; pensar mucho sobre que debo esperar de mi nuevo año de vida. Si me plantearé ser más sabia, menos desordenada y menos errores.

A veces luchar contra los malos recuerdos es bastante difícil, pero ver películas y comer dulces suele acallar muy bien a los demonios. Así que hoy no será diferente. Una vez termine mi jornada laboral, espero poder seguir mis planes en casa.

Alan deja un dibujo en mi escritorio y río cuando observo una caricatura de Kelly con cuernos. Sí, creo que el detestarla fue lo que nos unió, no el hecho de que secretamente esté enamorado de Eva. Agrego una cola al dibujo junto a una nube con dialogo, se lo regreso y entonces estamos riendo.

— ¿Irás a mi fiesta el sábado, verdad?

—Ahí estaré, junto a doscientos diez personas más o el doble sin llevan acompañante.

—Cállate—siseo—. Eva no puede escucharte.

—Eva no es ciega y creo que difícilmente puede esconder a tantas personas ese día—se burla.

—No es gracioso.

—Lo bueno es que en las fiestas de cumpleaños no se permite matar a los cumpleañeros, eso te da 24 horas a salvo de cuando Eva explote, pero ¿Al siguiente día? Llevaré flores a tu funeral.

—No me des tantas esperanzas— le arrojo una borra y abro mi cajón de dulces tomando un caramelo para mí y arrojándole uno—. No puede ir tan mal.

—Seguro. Solo son un puñado de desconocidos celebrando que tienes un año más de vida. Siéntete una celebridad.

—Te odio.

—No es que me interese ser amado por ti, puedo vivir con ello.

—Ahora te odio más.

—Entonces he alcanzado mi meta de vida.

—No, tu meta de vida lleva mi apellido junto al nombre Eva.

—Golpe bajo, directo a mis huevos.

—Qué bueno, quizás de esa manera te crecen y haces algo más que ser este patético empleado enamorado sin iniciativa de conquista.

—Cállate.

—Ah, no te gusta cuando estás de ese lado ¿Cierto? No digas lo que yo no quiero que Eva sepa y yo no diré lo que tú no quieres que ella sepa ¿De acuerdo?

—Trato.

***

Veo mi pequeño refrigerador atascado de muchas frutas del regalo de Eva, suspiro y cierro la puerta antes de tomar mi envase con palomitas de maíz dulces, mi lata de 7up, maní salado y gomitas acidas. Combinación perfecta para atacar a mi cuerpo.

La D no es por Dexter (BG.5 libro #4) Disponible en libreríasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora