Capítulo ocho.
7 de abril, 2015.
—Estoy confundida—confieso.
Fabricia detiene todo el relato de sus aventuras sexuales mientras sacudo mi cabeza y tomo una fresa del dulce de chocolate. Mastico lentamente.
—Habla.
— ¿Quién es Corbin?
— ¿No estás escuchándome?
—Por supuesto que estoy escuchándote y tú estás diciendo que en el baño de una discoteca fuiste hacia abajo con algún Corbin.
—Entonces ¿Qué estás preguntándome?
Intento hablar, pero un rápido vistazo a Fabricia me hace saber que no tiene caso, no importa quién sea el tipo, lo que importan son sus hazañas.
— ¿Podemos hablar de algo menos sexual?
—Solo tienes envidia de que tus piernas vivan cerradas.
— ¿Estás bromeando, verdad?
Por un momento no dice nada y siento esta desconfianza que a veces me embarga cuando recibo ciertas miradas de su parte, pero luego ella ríe y me relajo un poco.
—Bueno, háblame de tu trabajo. Finalmente parece que haces más que sobarte la panza en el.
—No me sobaba la panza, hacía papeleo.
—No es la gran cosa.
Bueno, es más que ir de audición en audición para caer de cama en cama. No lo digo, pero casi lo dejo escapar.
»En fin ¿De qué va lo que seas que estés haciendo?
Observo como juega con las puntas de su largo cabello rubio y luego la impaciencia en sus ojos grises. No voy a negar que Fabricia es preciosa y tiene todo lo idóneo para ser la modelo que sueña, excepto la disciplina para ello.
Muchas veces he creído que su arrogancia y egocentrismo le ha cerrado muchas puertas y tiene la idea errónea sobre cómo conseguir las cosas. Leslie es diplomática para tratar de hablar sobre cómo no la cree una amistad conveniente, pero Eva es más abierta sobre su desagrado.
No sé si solo intento ser rebelde y demostrar que sé elegir mis amistades, pero aun cuando no siempre me agrada y parece que no le tengo plena confianza, sigo frecuentándola, hablando con ella y la mayor parte del tiempo escuchando todo lo que tenga para decir, sin embargo, no hay manera en la que le diga de mi proyecto, incluso si Eva no me lo hubiese prohibido.
—Es en lo que consiste mi trabajo, ayudo a una niña a saber si el interesado es apto para adoptarla.
— ¿Él? ¿No es mujer?
—Es un él.
—Que pervertido.
— ¿Por qué?
—Porque quiere adoptar a una niña.
—De acuerdo ¿Qué me estoy perdiendo? Sigo sin entender por qué podría ser un pervertido.
—Le gustan las niñas.
— ¡Oh, por favor! Retráctate— se me quita el apetito incluso—Es un buen hombre queriendo darle un hogar a la niña, no es un maldito pervertido.
— ¿Es por qué es guapo, verdad? Si es ardiente debes presentármelo Ela.
—Controla tu succionadora vagina— chillo y tarde me doy cuenta de que llamamos la atención. Cubro mi rostro con mis manos—. Solo no es un sucio pervertido por querer cuidar de una niña, y no voy a presentártelo.
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La D no es por Dexter (BG.5 libro #4) Disponible en librerías
RomanceDexter Jefferson tiene la palabra desastre adherida a su nombre y últimamente eso parece estar más que científicamente comprobado. La prueba de ello puede ser el corazón roto que el mismo se encargó de obtener. Dexter puede ser persistente, terco y...