Capítulo Cuarenta y cuatro

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Capítulo Cuarenta y cuatro.

26 de agosto, 2015.

Tengo esa sensación de lágrimas cuando veo a la novia caminar por el altar. Ella luce hermosa, radiante, feliz, de la manera en la que todas las novias deberían lucir en su día. Cuando mi vista va hacia el altar, casi dejo ir mi llanto al notar al novio derramar un par de lágrimas.

Hay unas pocas risitas por parte de los niños y luego se escucha la voz de Nathan, el niño de los anillos, gritando tetas. April, quien está ubicada como dama de honor a un lado del altar, rueda sus ojos. Todos reímos.

El padre de Naomi la entrega a Jeremy y hay tanto amor en la mirada que comparten. Finalmente están teniendo la boda de sus sueños, una que puedan compartir con todos sus seres queridos. No sé con detalles el pasado de Jeremy y Naomi, pero sé que han pasado por mucho, que merecen ser felices y que esta es la segunda oportunidad de Naomi en el matrimonio, en el amor.

La ceremonia es absolutamente hermosa y cuando ellos dicen sus votos escritos por ellos mismos, más de uno estamos llorando. Dexter me ofrece un pañuelo y sostiene a Skylie sentada sobre sus piernas, ella parece un poco aburrida. ¡Los niños no entienden de bodas! Cuando Naomi en sus votos le dice a Jeremy que lo ama, se escucha un tierno "aw" proveniente de Jeff, quien es uno de esos niños especiales de bodas que hizo su caminata junto a Zoey.

Cuando los declaran marido y mujer, los aplausos resuenan por toda la iglesia. Y luego observamos como Doug, rompiendo el protocolo, camina hasta ambos y los envuelve en un abrazo y... ¡Llora! Él está llorando mientras parece estar susurrándole cosas, lo que hace que Jeremy también llore. Luego se une Emma McQueen y ¡Dios! Todo es tan emotivo, para cuando los padres de Naomi son parte del mega abrazo, estoy segura que se me caerán los ojos de tanto llanto.

Es maravilloso ver como las personas alcanzan la felicidad aun ante las adversidades. Dexter entrelaza sus dedos con los míos y me sonríe. Asiente hacia el altar.

—Esos seremos tú y yo algún día, Copo de Azúcar.

Y llámenme loca, pero los latidos de mi corazón se aceleran porque le creo. Esos podemos ser él y yo más adelante.

***
29 de agosto, 2015.

Eva está sudando y se mantiene con la vista puesta en el espejo. Se ve hermosa, el vestido de novia es perfecto al igual que su maquillaje y peinado. Sus ojos lucen muy grandes en su rostro y por más que aumentamos la temperatura del aire acondicionado y Leslie le da aire con una revista, el sudor no se detiene. Lo que es peor: no deja de verse en el espejo como si no se reconociera.

—Voy a casarme.

—Sí, es tu día, hermana —Le dice con suavidad Leslie. Ella asiente con lentitud.

Leslie me ve y yo me encojo de hombros, rueda sus ojos y me entrega la revista.

—Creo que una copa de algo fuerte y un poco de agua, ayudará. Ya vuelvo —dice Leslie y luego me acerca para susurrar—. Dale aire, no dejes que se desmaye y no la hagas entrar en más pánico.

—Entendido mi capitana.

Eva deja de mirarse en el espejo y se deja caer en la cama. No luce como una novia feliz, parece muy angustiada. Fuera del hecho de que desprecio a Elliot y siempre fui abiertamente crítica sobre esta boda, quiero que mi hermana sea feliz con su decisión.

—Evie, ¿Qué sucede?

Lleva una mano a su pecho como si no pudiese respirar, cuando alza la vista gracias al cielo el maquillaje es aprueba de agua, porque derrama un par de lágrimas, sus ojos están muy abiertos y toma lentas respiraciones por la boca.

La D no es por Dexter (BG.5 libro #4) Disponible en libreríasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora