Maya's POV
Hoy es un día nublado, gris y triste. Los pájaros no canta y las flores no florecieron. Pareciera que la naturaleza sabe lo que está pasando en estos momentos.
Hay una leve llovizna, razón por la cual traigo mi paraguas, que use para cubrirme a mi y a Chase de las pequeñas gotas de agua.
Después de aquel incidente en el hospital, al despertarme, con más tranquilidad, mi hermano me explicó cómo había pasado todo.
—Prométeme que te calmarás —me pide Chase.
—Lo prometo —el asiente sentándose en la camilla estando frente a mi.
—Antes de que despertaras había hablado con un detective, el cual había sido enviado para darme las malas noticias de que nuestros padres no habían sobrevivido. El me explico que mamá se ahogo sin haber salido del auto. Su cuerpo fue hallado en el asiento del copiloto, a diferencia de papá que logró salir pero por alguna razón no llegó a la superficie. Su cuerpo se encontró a un lado del carro.
—El me ayudó —digo— yo no se nadar y sentí que alguien me empujó. Fue papá —siento un nudo en mi garganta y las lágrimas acumularse— Murió para salvarme —digo en un sollozo casi inaudible.
Ahora me encontraba en el cementerio, vestida de negro, rodeada de familiares y amigos cercanos, los cuales se habían enterado de lo sucedido por mi abuela la cual en cuanto llego a Chicago se dedicó a hacerles saber a cada familiar nuestro de la tragedia ocurrida hace menos de veinticuatro horas. Mi vista estaba clavada en esos dos ataúdes que estaban a punto de ser enterrados a unos cuantos metros bajo tierra.
—Ahora, unos minutos de silencio —menciona el sacerdote.
Aquellos minutos se sintieron como horas, y por mi cabeza solo rondaba el accidente, la mirada de mi mamá cuando me zafó el pie, la desesperación que sentí cuando no podía subir. Nunca había tenido tanto de miedo en vida. El sacerdote da por terminado el funeral y es cuando Chase y yo nos acercamos a dejar una rosa cada uno, en ambos ataúdes.
Varia gente se empezó a acercar para darnos su más sentido pésame.
—Siento mucho su pérdida chicos, saben que estamos para lo que necesiten —nos dice la tía Meredith.
—Muchas gracias, tía Meredith —agradeció Chase mientras yo solo daba una sonrisa forzada— No tienes que hacerlo Maya.
—¿Hacer qué? —pregunté.
—Fingir que estás bien, si no quieres sonreír no lo hagas, la gente lo entenderá, son tiempos difíciles para ambos —dice Chase.
—No estoy fingiendo —miento.
—Maya, soy tu hermano, te conozco hasta la médula y de todos modos no necesitaría conocerte para saber que no estás bien —me tomó por los hombros para después darme un muy reconfortante abrazo, de esos que se dan pocas veces en la vida y que pueden curar hasta la tristeza más profunda. Me toma solo unos cuantos segundos aceptar el abrazo de mi hermano, pero cuando lo hice, no quise que nunca me soltara o yo caería.
—Oh mis niños —nos separamos al escuchar la voz de la abuela Margaret— Vengan acá —nos abraza a los dos.
—Hola abuela, gracias por llamar a todos y organizar esto —dice Chase.
—En cuanto me llamaste, tome el primer avión hacia acá —dice para después suspirar y soltar unas cuantas lágrimas— No puedo creer que mi pequeña se haya ido tan temprano de este mundo —dice refiriéndose a mi mamá.

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Una Nueva Vida [Re-Editando]
RomanceMaya Anderson, es una chica normal de diecisiete años, que está apunto de terminar el segundo año de preparatoria. Ella, tiene un hermano, Chase Anderson, un muchacho a punto de cumplir los dieciocho años, el cual vivía en unas residencias de su col...