CAPITULO XXXVII "CORONEL LEGENDARIO"

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Tenía 39º de temperatura y no parecía querer disminuir, miré mi móvil y tenía mareos, veía borroso, realmente me sentía mal, estaba empapada de sudor, suspiré antes de tomar mi móvil y llamar a mi madre

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Tenía 39º de temperatura y no parecía querer disminuir, miré mi móvil y tenía mareos, veía borroso, realmente me sentía mal, estaba empapada de sudor, suspiré antes de tomar mi móvil y llamar a mi madre. 

- Papá, estoy enferma ¿lo sabes, verdad?

- Si, Mara, Steve me lo dijo.

- Pero no me llamaste. 

- Dijo que la probabilidad de vida es 50-50 así que me quedé con el 50 a que vuelves a casa, mi amor, no puedo hacer nada como padre, ni como general, no puedo ayudarte, por eso esperé que llamaras tú. - se está poniendo sentimental, y eso no ocurre. 

- Lo voy a superar papá, volveré a casa.

 - Claro que si, mi niña, te espero en casa, espero que estés luchando por mi. 

- Pero escucha, por favor, dos favores que quiero.

- ¿Quieres dos favores? ¿mi niña está enferma y no pierde lo caprichosa? 

- El primero es. - mi labio tembló y lloré - que me disculpes, papá, antes de venir, te dije que me perderías si no me dejabas ir al despliegue, amenacé con que perderías a la comandante y a tu hija, hice mal, papá. - sollocé.

- No te preocupes, y recupérate. - mi papá también lloraba - ¿cuál es el segundo?

- Cuando me recupere, si no muero realmente, no le quites el uniforme al capitán Reynolds, no lo hagas, escuché todo lo que le dijiste, después de que creyó que me daba la noticia, le dije que te llamaría, pero lejos de eso, me fui a llorar, disfruté tanto estar con él y su felicidad, que fingí no saber, lo siento, papá, te preocupas por mi, pero yo me preocupo por él.

- Esa es mi hija, la que se preocupa por la gente que ama, y tienes que hacerme preocupar así, sino ni tú ni Steve serían mis hijos.

- Te llamaré después papá, van a analizarme, te amo.

- Yo también te amo, Mara. - miré a Emy que se acercaba para atenderme, el teléfono se me cayó de las manos.

- ¡Mara! ¡Mara, mírame! - me exigía Emy, pero no pude más. 

 

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