CAPITULO XLVII "TONTO Y TONTÍN"

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Escuchamos cuando arrestaron al coronel aún estando herido (esos árabes son unos desalmados, pero eso, eso ya lo sabíamos) 

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Escuchamos cuando arrestaron al coronel aún estando herido (esos árabes son unos desalmados, pero eso, eso ya lo sabíamos) 

- Dame dos segundos antes de irnos, quisiera comerme unas galletas. - miré a Steve.

- El tipo está triste, necesitaba felicidad.

- A mi nunca me has invitado de tus galletas, tenemos una charla pendiente cuando volvamos. - espeté. 

- Por el precio de la galleta, pagaré aunque me vaya a la próxima vida, coronel, gracias a ti, puedo regresar a mi país y morir allí como soldado. - Steve sonrió levemente, comenzamos a apagar transmisiones y corrimos para volver al hospital, entramos por el techo, Steve se movía bien para estar herido.

- Al menos podrías expresar que te duele.

- Muévase jefe adjunto. - entró a la habitación y me quedé parado en la puerta vigilando que Emy no viniera, me puse nervioso, cuando la vi acercarse. 

- Ahí viene, 10 metros, jefazo. - miré a Steve batallando con la ropa de enfermo, el yeso del brazo le estorbaba. - jefe, 5 metros, de prisa. 

- No me puedo quitar los pantalones legendarios con el yeso puesto. - dijo, desesperado.

- ¿Por qué te lo pusiste de nuevo? - mascullé.

- ¿Un crimen perfecto?

- Un metro. - corrí a él y lo empujé a la cama. - dormido. - le susurré, tomé una revista y me paré a un lado de él, que fingía muy bien roncar, Emy entró y vio a Steve "dormir" mientras yo leía.- El líder del equipo se quedó dormido. - dije con tranquilidad.

- Que bueno que duerma mucho, pero ¿no entraste después de ir a algún lado, verdad? - casi titubeo.

- ¿Cómo es eso posible? - sonrió.

- Volveré cuando despierte. - asentí, mientras ella salía Steve levantó la cabeza, nos miramos con complicidad, Steve me señaló y exhalamos con alivio.

- Vaya eso... - se levantó de la cama, me acerqué para bajarle el pantalón.

- ¿Por qué tuviste que ponértelo? primero era el pantalón Steve, no es divertido quitarle los pantalones a mi jefe. - rió. 

- No me lastimé porque quería. - escuché pasos de alguien regresando a la habitación, demasiado tarde, salté a la cama y me cubrí con la sábana, Steve tomó el libro que tenía en la mano y lo puso frente a su cara.

- El líder del equipo se durmió. 

- Así es, el capitán Reynolds se preocupa mucho por ti. - Steve bajó el libro y yo apenas saqué los ojos por encima de la sábana. - olvidé que estoy en desventaja por confiar en gente como ésta. 

- ¿Por qué viniste? - nos miró a ambos, se giró y se fue, Steve exhaló triste, me quité de la cama.

- ¿Crimen perfecto? ¿y el costo de las ventanas? 

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