Todo esta oscuro y en silencio, solo escuchaba mis propios sollozos y el sonido de los autos afuera. La cama se sentía fría y vacía.
La cajita de terciopelo estaba aún lado sobre la mesita de noche, la dejaba ahí para hacerme sentir peor de lo que estaba, culparme de todo aunque sea muy dramático y paranoico.
La puerta de la habitación se abrió y entrecerré los ojos por el reflejo de la luz, me sentía un vampiro.
— Lia, nena deja de llorar. — Papá entro en la habitación y sentí la cama hundirse a mis espalda, luego el estaba peinando mi cabello con sus dedos.
Si lo ignoraba el solo se irá, no quería hablar con nadie, no quería estar con nadie si no es Derek.
— Bueno, voy a contarte algo. — Suspiró. — «Estabas cumpliendo los ocho años, tu madre y yo decidimos hacerte una pequeña fiesta en el Jardín, habían ido los vecinos y algunos de tus compañeros. Estabas hermosa con tu vestido rosa de princesas, tu madre había cometido el error de comprártelo una semana antes y lo llevabas hasta para el instituto. Pero ese día igual estabas hermosa.
«Entraste enojada a la cocina, gritando que odiabas a los chicos, por ser tan malos contigo, tu vestido estaba lleno de soda, él había echado su soda en tí, estabas al borde de la lagrimas porque él había arruinado tu vestido, tu madre y tu subieron a cambiarte, estaba emocionado que admitieras que odiabas los chicos y rezaba que ese idea permaneciera en tu cabeza, hasta que ese chico entro en la cocina enojado»
« — ¿Ha visto usted a su hija? — Preguntó sentándose en el taburete de la cocina. Y pensé que era un chico muy irrespetuoso.
— Si ¿Has sido tú quien le ha derramado la soda en su vestido?
— Si, pero no, no del todo, bueno... solo estaba tratando de buscar su defecto. — En ese momento me confundí pero el continuó hablando. — Mi madre se llama Denise, vivimos al frente, ella siempre me ha dicho que no existen las personas perfectas, que todos tienen un defecto, pero su hija no lo tiene y eso me molesta porque no creo que mi madre sea una mentirosa, y si es así voy a reclamarlo, y entonces... he derramado la soda en su vestido, pero aún así estaba perfecta, y me enojé, porque eso es imposible, tengo once año y solo he amado a una mujer en mi vida, y es mi madre y la encuentro imperfecta, pero al parecer su hija no tiene nada de imperfecta...Y creo que mi punto ya ha sido demostrado.
Solo negué con la cabeza, el chico era muy inteligente para su corta edad, pero cuando cumpliste los treces, ya comenzaste a fijarte en lo chicos y yo enamorándome aún más de Denise, mientras tu seguía odiando a tu vecino de al lado, llegaste muy enojada del instituto diciendo que ese chiquillo te tenía cansada, que solo va de chica en chica y a tí solo hace nada más que molestarte, pero yo sabía que solo trataba de buscar tu defecto, lo que te hacía imperfecta...»
— Siempre que llegabas enojada, me preguntaba porque tu madre no estaba para ayudarte con este tipo de cosa, porque no era bueno para dar consejos sobre chicos, una vez me dijiste que el te había besado enfrente de todos en el pasillo del instituto, y que lo habías golpeado luego, por eso no hice nada, pero Derek te quizó desde la primera que vez que te vió a tus ochos años ¡El te veía perfecta!
Me senté al lado de papá abrazándolo, y sequé mis lágrimas.
— Si, recuerdo cuando lo hizo en el pasillo, todos se nos habían quedado mirando, el había robado mi primer beso que guardaba para Daniel, el chico popular de mi grado. Fuí el cotilleo del instituto durante semanas ya que uno de los chicos de último año me había besado.
— Ese chico siempre ha estado detrás de ti cariño, eres su vida.
— ¿Que debo hacer ahora, papá?