— Si, acepto. — Dijo Lana toda emocionada a punto de llorar.
Estaba vestida de rosa, con un enorme sombrero en la cabeza y todo obra de Lana, y su vestido de dama de honor, los zapatos eran totalmente incómodos.
Las personas aplaudieron maravillados y el Padre continuo hablando hasta que por fin le dieron la oportunidad del beso.
Lana parecía un princesa de Disney, pero estaba hermosa, todo le quedaba, hasta el extraño moño que llevaba en la cabeza.
Ya en la fiesta de boda, me senté en una de las mesas bien decoradas, miré a Matt que tenía a Lucas en su regazo haciéndole. Derek hablaba con gente importante en otra mesa.
— Estuvo linda la boda. — Habló Matt. — Esta en mi lista, casarme algún día.
— No te preocupes, algún día pasará, y te prometo que será el mejor día de tu vida. — Le sonreí.
— Yo también creo que sería el mejor día de mi vida.
Lana se sentó en mis piernas interrumpiendo la conversación, se había cambiado a un vestido mas sencillo.
— ¡Hola! — Tomo un bocadillo de la mesa. — ¿Como la están pasando? ¿Le gusto? A que sí. — Me miró. — ¿Adivina donde será mi Luna de miel? ¡En Hawaii! Cuando vuelva prometo que serás tía.
Sonreí.
— Lo esperaré con ansias.
— Oh, Lucas, estas tan lindo con ese trajesito. — Ella sonrió. — Bueno... yo iré por allá, a bailar con mi esposo.
Ella estaba muy feliz y eso me alegraba, la ví bailar a lo lejos con Michael.
Lucas bostezó y miré la hora, ya era muy tarde pero al parecer la gente no tenía intenciones de irse aún, y yo no quería ser la primera, era mi mejor amiga debía de quedarme hasta el final.
— Hola bebé. — Derek besó mi labios cortamente y se sentó a mi lado.
— ¿Como te fue? — Pregunté.
— Genial, he conseguido un nuevo contrato. — Derek posó su vista en Matt, que hablaba con Lucas distraídamente, aunque el bebé no le prestara atención.
— Es su hora de dormir, pero aún no quiero irme. — Dije.
— Yo lo llevo a casa, cuando quieras irte me llamas y vengo por ti.
— Gracias. — Le dije, el besó mis labios y tomó a Lucas en brazos y se fue no sin antes golpear a Matt en el pecho.
El se quejó de dolor y yo reí.
La música seguía sonando y habían personas en la pista bailando. Tomé de mi bebida que tenía en la mesa.
Estábamos en la casa de los padres de Michael, era un enorme casa, tanto para ocupar todas las personas que vinieron a la fiesta.
Miré a Matt que me miraba con atención sin siquiera parpadear.
— ¿Qué? — Pregunté levantando una ceja.
— Ven conmigo.
Me tomó del brazo y me llevo hasta la escaleras, me arrastró hasta subirlas y me pregunto donde me lleva.
Abrió una primera puerta y la cerró negando con la cabeza, siguió por el largo pasillo hasta abrir otra puerta.
— Aquí. — Dijo.
Me hizo entrar detrás de el, y solo sentí como me había pegado a la puerta y pegado sus labios con los mios.
Tarde en reaccionar pero le seguí, besaba tan bien que sentía millones de mariposas en mi interior.