Capítulo seis.

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Por lo poco que conocía a Matt, sabía que no iba a llevarme a cenar en un lugar sereno, y lleno de personas, así que descarte los vestidos.

Realmente no sabía a donde me iba a llevar, así que era imposible buscar que ponerme.

Ok, saquemos conclusiones.

Quizás me lleve a algo extremadamente peligroso, así que tenía que correr, elegí tenis, eran lindos y negros.

Ovbio no vestidos, así que me puse Jeans ajustados y una blusa blanca que me quedaba un poco ancha, deje mi cabello suelto y me coloqué un poco de maquillaje.

Mordí mi labio, no me gustaba mentirle a Derek, decirle que iba a salir con Lana, estuvo mal, solo de pensarlo se me revolotea el estomago.

Pero ya estaba aquí, suspiré, estaba en el copiloto de otro auto junto a Matt, me preguntó de donde sacara los autos, y espero que no vaya a incendiar este porque esta muy bonito.

Aún seguía dudosa a donde íbamos, también asustada o nerviosa, no sabía de que era capaz Matt y maldije en mi interior, no debí haber aceptado.

Estúpido Matt.

— ¿Estas asustada? — El me preguntó riendo.

— La verdad si. — Dije.

— No deberías porque, solo vamos a un concierto. — Me guiño el ojo.

Sentí un gran alivio en mi interior, solo íbamos a un concierto, eso es genial.

No, no lo era si era una banda de Rock, muchos chicos con peinados extraños y ropa negra, y chicas góticas. Me sentía la mariposa que se perdió entre las abejas.

Mi oído iba a estallar, pero era divertido estar aquí, la emoción que recorría mi cuerpo era genial.

Matt sostuvo mi mano todo el tiempo, era fácil perderse entre la gente aquí.

El cantante principal estaba lleno de tatuajes y aretes, solo llevaba unos pantalones negro y cantaba con tanta pasión en el micrófono.

Todo el camino devuelta, cantamos en el auto a todo pulmón las canciones de la banda, eran pegajosas.

Matt se estacionó en un supermercado vacío, era muy tarde y todo estaba cerrado.

— ¿Que hacemos aquí?

— Vamos a comer. — El sonrió y salio del auto.

— Tienes que estar bromeando.

Salí del auto y lo seguí hasta la entrada del súper, el sacó una llave de su bolsillo trasero y abrió la puerta.

Levanté una ceja, ¿De donde había sacado eso?

— No es un delito, es de mi padre. — Dijo.

Entré trás el, y caminamos entre los oscuros pasillos de comida, el encendió las luces y sonrió.

El tomó galletas y refrescos, y algunas otras cosas y se sentó en el piso. Me senté a su lado.

Comimos galletas mientras nos contábamos muchas cosas, muchas eran estúpida y otra eran simple de nuestras vidas.

— Entonces, el era tu hermanastro. — Matt se acostó con sus brazos en la cabeza. Asentí. — Y ahora tienen un hijo.

— ¿Y que hay de ti?

— Fui padre por un tiempo. — Se encongió de hombros.

— Lo sé ¿Quieres hablar de ello? — Mordí la galleta.

Mi vida con Ellos.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora